miércoles, 6 de marzo de 2013

¿BARBARIE O CIVILIZACIÓN?


Dentro de la gran controversia que ha generado quien en vida fuera Hugo Chávez Frías, una de las discusiones típicas era si Chávez, con el histrionismo que le caracterizaba, era el típico militar populista que de culto tenía muy poquito. O más aún, que sus arranques mediáticos, sus gestos contundentes e incluso apresurados, denotaban un signo de la barbarie que venía a quedarse en Sudamérica: La de gobiernos autoritarios, manipuladores, cuya visión social se acababa en subvenciones para cosechar fáciles aplausos, la imposición del partido ganador para acaparar rectorías, direcciones generales de educación y producir una generación de artistas e intelectuales que, por mor del petrodólar, sólo podían ser afectos y serviles. El famoso Ogro Filantrópico que dibujó años antes Octavio Paz para definir al viejo PRI mexicano y que ahora resucitaba empeorado, más grande, más fiero, más torpe y más inculto.

Perú 21, el vástago contrahecho del grupo El Comercio, no ha perdido tiempo coleccionando las frases más agresivas de Chávez, muchas de ellas cargadas de ajos y cebollas. Los medios que se alinearon con la oposición al régimen bolivariano no dejan de recordar su retórica altisonante, sus gestos mussolinianos ante masas, sus apariciones televisivas cantando, bailando y declamando cuartetas simples, sus contradicciones ideológicas (se consideraba heredero tanto de José Carlos Mariátegui como de Haya de la Torre) y esos ruegos áulicos al dios de los cristianos, que recordaban a las peligrosas alianzas del poder con la religión. Casi nunca se le ha visto leyendo un libro y su bagaje intelectual tenía más de manuales de autoayuda y clásicos leídos por terceros, que de una sofisticada formación intelectual. Cuando rechazó debatir con Vargas Llosa, muchos liberales lo tomaron como una huida de la "barbarie" ante la presencia de la "civilización". Y además, era militar, que para los ilustrados limeños -con razón o sin ella- es sinónimo de bruto.

Y, finalmente, ese culto a la personalidad in crescendo qué tan mal cae a muchos letrados (de izquierda y de derecha), esa entronización de un segundo Bolívar viviente, esa divinización popular que convirtió a un teórico presidente democrático de izquierdas en un ícono similar a Evita Perón (o Abimael Guzmán, sin ir más lejos). 

Y sin embargo, cuando uno ve lo que se ha hecho en cultura y en la educación en estos 14 años de chavismo, se podrá decir cualquier cosa excepto barbarie: Un acceso casi universal a las universidades (o como decía una amiga mía "en Venezuela no estudia solamente quien no quiere") con facultades que producen miles de doctorados al año (recordemos que Venezuela tiene casi la misma población que Perú, así que calculen), una producción editorial gigantesca capaz de ofrecer gratuitamente 300,000 ejemplares del Quijote en las calles, una red de orquestas sinfónicas en todo el país que ha hecho de Venezuela ya una potencia musical regional, un cultivo fervoroso de las artes populares más allá de la zanahoria del turismo, toda un infraestructura de premios, concursos, entradas baratas a teatros, museos y festivales que ha convertido a la gestión cultural en una profesión de primer orden y a los intérpretes y artistas en un oficio apreciado socialmente. Claro, todo esto no hubiera sido posible sin una sólida voluntad política de impulsar una política cultural a gran escala. Mientras el Ministerio de Cultura de Venezuela es una gigantesca fábrica de productos culturales que mueve millones, acá nuestro liliputiense ministerio peruano se parece más a un carretillero informal que se dedica mendigar fondos. 

Obviamente los venezolanos tiene sus propios problemas: Tienen que lidiar con universidades masificadas, tienen que seleccionar (y no necesariamente con la mejor asertividad) la enorme oferta cultural que será apoyada, saben que toda la gran inversión en educación no ha podido disminuir la tremenda criminalidad en varias ciudades y, como muchos escritores limeños señalan, la revolución bolivariana todavía no ha dado un graaaaaaaan escritoooor, de esos que terminan siendo publicados por las reconocidas editoriales españolas. Que la explosión de cantidad no se ha traducido en un crecimiento de la calidad. Y que, en todo caso,sus logros culturales han sido gracias al grifo interminable del petróleo (¿Y en el Perú hemos hecho algo parecido con las vetas interminables de nuestra minería?)

Es una discusión que no se acabará ahora. Yo solamente puedo comcluir que, además de las contundentes cifras de reducción de la pobreza y pobreza extrema en Venezuela, el legado de Chávez en la educación y la cultura nos dice que, efectivamente, en ese hermano país ha triunfado la civilización sobre la barbarie.

¿Podremos decir lo mismo del Perú?

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Efectivamente, en el Perú la difusión cultural y los manejos de nuestro ministerio han dejado mucho qué desear. Es una pena que tengan que ser las empresas privadas quienes tengan que encargarse de una labor que le compete al Estado. Y digo ello porque prácticamente no se dan proyectos culturales serios en nuestro medio. Conozco gestores culturales que se desalientan de su profesión al ver que las oportunidades para ejecutar sus proyectos cada vez se minimizan más. Ahora, ¿será posible que esto pueda solucionarse al menos en alguna medida?,¿podemos esperar de este gobierno algo más en cuanto a la difusión de la cultura?, ¿es posible creer que el crecimiento económico de nuestro país pueda traducirse en un mayor interés por este aspecto? Miro en este momento las primeras noticias del día y reflexiono con incertidumbre sobre este tema.

Anónimo dijo...

Hola Javier. Como siempre tu aguda visión socio cultural acompañada de sentido crítico preciso,
constructivo, se hizo presente.Me alegro por ello, esperábamos el pronunciamiento de " El lápiz y el martillo."
El tema completo,es una entrega grata por el estilo que nos acapara, con el agregado de un final de sorpresa que invita a la reflexión alejada del apresuramiento que busca sonoridad insulsa e irresponsable que apreciamos en algunas editoriales periodísticas del ramo.Muchas gracias.
Un abrazo.

elva dijo...

No puedo mas que añadir, mas allá de su verbo desmedido fue un campesino ,soldado y revolucionario.tengo amigos en Venezuela que dan muchas veces a regañadientes los logros de su gobierno,he visto como aquí en Perú miles de peruanos fueron a Venezuela a operarse la vista gratuitamente, jamas lo escuche nombrarlo y sacar dividendos políticos,y el barrio que construyo en Pisco del cual nadie habla,ni santo ni demonio solo un ser humano.

javier dijo...

Al anónimo de las 6:02

Lo que falta es voluntad política, que el gobierno y el Estado se comprometan. Desgraciadamente no existe ninguna voluntad política por la cultura ni en el gobierno ni en el grueso de la clase política peruana. Nos gobiernan incultos, gente que casi no lee libros, que puede creer que Hamlet es un centrocampista del Bayern, Humareda un cómico de El Huaralino o Frida Kahlo la última vedette del Canal 13.

Hernan dijo...

Hugo Rafael Chávez Frías, con todos los errores que pueda haber cometido, pasará a la historia como el gobernante que cambió Venezuela para bien de las mayorías.

Y si es cierto que la tortilla se vuelve, entonces en Venezuela la tortilla se volteó.

Antes de Chávez, ¿qué se conocía de Venezuela en el Perú y el resto del mundo? La corrupción del compadre espiritual del caco Alan García Pérez, Carlos Andrés Pérez y su pandilla, las insufribles telenovelas venezolanas y las nalgas contundentes de sus bataclanas.

Como bien afirma Javier Garvich, se puede decir mucho de Hugo Chávez, pero jamás que descuidó la cultura, en un país que al igual que el Perú, estuvo capturado por una etnoclase parasitaria a la que le conviene un pueblo con la conciencia adormecida, acobardado y borrachoso.

Rafael Inocente

PD: A propósito, vieron los ojos sin vida, el rostro de piedra, las palabras huecas que pronunció el traidor Ollanta Humala al enterarse de la muerte de Chávez? Da vergüenza ajena el traidor que enlodó el apellido Humala por toda la eternidad.

Anónimo dijo...

GUILLERMO RUIZ, DESDE BERLIN: “me da pena lo de Chávez. Yo siempre he sido un acérrimo crítico de su gobierno que se ha mantenido por no llevar reformas más radicales. Pero de todos es el único que me parecía que creía en lo que hacía y quería un cambio para su pueblo. Mira a los otros, Kirchner, Correa, Lugo, Morales, puta cada cual más mafioso que el otro. Le tengo más bronca a Morales...”

Revista El Zahori dijo...

Hola Garvich:
Más que pronunciarse sobre el tema Chávez, habría que debatir sobre dos grandes temas que están insinuados en lo que acabas de escribir. Y paso a señalarlos:
1) El tema de las "políticas culturales" desde el estado; y, 2) Si la generación de "políticas culturales" resuelve, por un lado, el conflicto o palia el carácter transnacional que las prácticas artísticas siempre han tenido en nuestro país, y, por otro lado, si propicia el avance del quehacer artístico-cultural yendo más allá del hacer mismo.
Sobre eso abramos la discusión y la polémica, es decir, re-pensemos los problemas.
Por último, te tomé la palabra y veo que estás escamoteando el asunto: ¡Aún espero tu artículo sobre "arte popular"!, que supongo deberá ser escrito desde las actuales coordenadas y no desde cuando fuimos jóvenes, es decir, los años '80s.

Revista El Zahori dijo...

Hola Garvich:
Más que pronunciarse sobre el tema Chávez, habría que debatir sobre dos grandes temas que están insinuados en lo que acabas de escribir. Y paso a señalarlos:
1) El tema de las "políticas culturales" desde el estado; y, 2) Si la generación de "políticas culturales" resuelve, por un lado, el conflicto o palia el carácter transnacional que las prácticas artísticas siempre han tenido en nuestro país, y, por otro lado, si propicia el avance del quehacer artístico-cultural yendo más allá del hacer mismo.
Sobre eso abramos la discusión y la polémica, es decir, re-pensemos los problemas.
Por último, te tomé la palabra y veo que estás escamoteando el asunto: ¡Aún espero tu artículo sobre "arte popular"!, que supongo deberá ser escrito desde las actuales coordenadas y no desde cuando fuimos jóvenes, es decir, los años '80s.

Arturo Bolívar Barreto dijo...

Esclarecedor y oportuno deslinde. Lo que se ha producido en Venezuela es simple y llanamente un proceso revolucionario de inspiración socialista (difíles terminologías de pronunciar hoy). Sin ello ni mandatario "culto", ni voluntad política alguna terminarían en algo.