lunes, 18 de abril de 2011

LA QUEREMOS LEYENDO, NO TRABAJANDO


En el Perú trabajan tres millones de niños, niñas y adolescentes. Casi la mitad del total de peruanos y peruanas entre cinco y diecisiete años. Dicho en otras palabras, el Perú es un país donde se acostumbra que los niños trabajen, se les sobreexplote y maltrate: Niñas de ocho años como niñeras y trabajadoras domésticas, niños de diez años como cargadores en los mercados, adolescentes cobrando en las combis, de jaladoras en las tiendas, de meseras y lavaplatos en nuestros restaurantes. Y todos trabajando más de ocho horas o quemando sus fines de semana. Y por un salario miserable incluso para los estándares peruanos.

En un país donde casi las tres cuartas partes de la economía es informal, la demanda por trabajadores baratos, sumisos e indefensos es la norma. Nuestros emprendedores (esos héroes para nuestra clase dominante) se enriquecen a costa del trabajo infantil, muchas veces disfrazado de ayuda familiar, de favor de padrinos o de paternalismo local. Aparentemente, los emergentes de Arellano dan trabajo a los menores de edad necesitados. En la práctica se valen de gente que no cobra ningún tipo de seguro, a quienes puedes pagar lo que te dé la gana, alargarles el horario laboral arbitrariamente y gritarles a gusto. Osea, los niños.

Pero lo peor de esta explotación democratizada y de sabor nacional es que, a la larga, estamos dinamitando nuestro sistema educativo y nuestro futuro como país. Los millones de niños y adolescentes que trabajan en el Perú sencillamente no estudian, apenas tienen tiempo. ¿Puede usted imaginar cómo entenderá la clase de álgebra una niña que desde las cinco de la mañana está trabajando, cocinando y cuidando bebes hasta la una de la tarde? ¿Es de extrañar que los adolescentes se duerman en clase después de matar el resto del día vendiendo golosinas en la calle o madrugándose a las puertas de los macroconciertos alquilando llamadas de celular?

Nuestros hijos -en ese plan- no estudian, no aprenden, no leen. Ni siquiera juegan. Las pocas horas libres las ocupan con pura telebasura. El consumismo que pregonan los medios se convierte en su única actividad liberadora. La posibilidad de alumnos estudiosos y críticos solo existe entre los retoños de la clase dominante y las élites metropolitanas. Ese adolescente de la novela Templado -crítico, soñador y ávido lector- necesariamente es limeño, de sector acomodado y carísimo colegio privado.

¿Qué hacer? ¿Sentarse a esperar un cambio de gobierno o a que maduren las condiciones? Al margen de las coyunturas electorales, podemos hacer algo. Más aún si hablamos de un proceso de varios años, como es la Educación.

Este año me estoy embarcando en un pequeño proyecto para reflotar una biblioteca escolar en un colegio público de Pamplona. Es una biblioteca que ha estado cerrada por años y que la inercia administrativa convirtió casi en depósito. Servidor, estudiantes, el profesor de comunicación y la directora hemos iniciado la recuperación del local con una limpieza a fondo, levantando el polvo en todos los anaqueles, baldeando el piso con lejía y provocando un éxodo en masa de garrapatas y arañas. Pero eso no es ni la mitad de lo que hay que hacer (volver a reordenar los libros, clasificarlos, pedir donaciones, revisar los mapas y las láminas para repartirlos por las aulas). Lo real es que los propios alumnos ya han sugerido hacer sus tareas allí y esa biblioteca es un excelente local para los talleres de creación literaria.

En otro colegio de la misma zona estamos iniciando un proyecto distinto: Una campaña de promoción del buen trato entre los estudiantes (¿han oído hablar del bullying?) donde una de las dinámicas claves va a ser la promoción de la lectura por placer: Instalaremos pequeñas bibliotecas (libros de cuentos en su mayoría) en cada aula de sexto año de primaria para que los chicos puedan estar a sus anchas con la lectura.

No sé hasta donde lleguemos con estas iniciativas. Por lo general predomina el miedo a que los niños estropeen los libros o se los queden en sus casas, incluso sin leerlos. Pues mi peor miedo es que los libros se queden encerrados en baúles y cajas, lejos de circular entre sus verdaderos necesitados.

Lo fundamental es hacer de la lectura una estrategia silenciosa que combata el trabajo infantil y la incuria vital. En el fondo es una ventana que les abrimos a nuestros hermanos pequeños para que sepan que en el mundo tienen más cosas que una escuela ruinosa, una vivienda precaria y un trabajo explotador. La lectura hace aguza el ingenio, abre el apetito intelectual y te invita a soñar. Y soñar puede ser un primer paso a la libertad. Necesitamos hombres y mujeres libres, aunque tengan diez o quince años.

Quien quiera echarnos una mano donando libros o proponiendo ideas e iniciativas sobre lo mencionado no dude en escribirme. Y si prefieren una vía menos prosaica pero igual de efectiva, pásense por este link y colaboren: http://www.globalgiving.org/projects/empower-girls-and-women-peru/

Que a niñas como la de la foto, la queremos estudiando, no trabajando.

P.D. Aprovechamos la ocasión para saludar la valiosa iniciativa de un puñado de artistas solidarios por impulsar la biblioteca de un caserío en Cajamarca. ¿Un caserío? Sí pues, la tierra para quien la trabaja y la lectura para quien la necesita.

8 comentarios:

batalla de papel dijo...

Construyendo un país, esa debería de ser la labor de todos los que nos sentimos peruanos.
Excelente trabajo, sigue adelante.
Un abrazo,

Anónimo dijo...

creo que te pueden ayudar en www.promolibro.gob.pe

Anónimo dijo...

Bien amigo, me alegró leer tu blog, en medio de tanta basura a la que parece nos hemos acostumbrado a leer y escuchar..considero que es una excelente iniciativa, cómo contactarse contigo tengo algunos libros que desearia donar basicamente material de lectura para niños.
Atentamente
Luz.

javier dijo...

Luz:

Mi correo es garvichjav@gmail.com, lo leo a diario y podremos comunicarnos. Gracias por tu colaboración.

Hernan dijo...

Javier, estimado amigo, siempre trabajando con los jóvenes del pueblo.

Hace un tiempo, un sobrino mío me comentó de este mamOtreto TEMPLADO, del pobre Eslava.

Pero hasta qué punto estos escritores viven divorciados de la realidad de su propio país?

Sería bueno que Eslava te de una mano en el arduo trabajo que te espera, a ver si se le ocurre una novela pero con un argumento por lo menos verosímil y acorde a nuestra realidad.

Si no mejor que escriba ciencia ficción.

Monica dijo...

Hola felicitaciones por tu publicacion. Te sigo leyendo, me parece interesante, y es verdad promover la lectura en paises subdesarrollados como los nuestros es lo ideal para cambiar y avanzar a la construccion de una poblacion sin analfabetos y seres mas criticos sociales. Saludos desde por aca. Tu ex colega Monica

Anónimo dijo...

Hola felicitaciones por tu publicacion, es verdad promover la lectura en paises subdesarrollados como los nuestros es lo ideal para cambiar y avanzar a la construccion de una poblacion sin analfabetos y seres mas criticos sociales. Saludos ex voluntaria de CP

Anónimo dijo...

Hola felicitaciones por tu publicacion, es verdad promover la lectura en paises subdesarrollados como los nuestros es lo ideal para cambiar y avanzar a la construccion de una poblacion sin analfabetos y seres mas criticos sociales. Saludos sigue asi. MZ