domingo, 24 de febrero de 2008

Camarada Don Manuel



"Cuando faltan las garantías para censurar a las autoridades, cuando en las graves cuestiones políticas, religiosas y sociales no se puede emitir libremente las ideas, los hombres enmudecen o consagran toda su fuerza intelectual a discusiones insípidas, rastreras y ridículas. Toda prensa con mordaza termina por engolfarse en la pornografía, la lucha individual y el interés casero. El periódico no es ya el río que sale de madre para fecundizar el campo, sino mal canalizado albañal que con sus miasmas pestilentes infecta el aire de la ciudad.

Nuestro periodismo lo comprueba ¿Qué vemos en editoriales? Pesadas adulaciones al Gobierno, escritos que infunden sueño, literatura de cachalotes, buena para ser leída por elefantes ¿Qué vemos en las crónicas y comunicados? Improperios contra el candidato que no fomenta la impresión, insolencias que revuelven la biblis, literatura de verduleras, buena para ser leida por meretrices..."

Manuel González Prada, 1889

La grandeza de un escritor está en su vigencia a través del tiempo. Cualquiera diría que Don Manuel hubiera escrito esto ayer.

Quizá por ello durante esta semana (27, 28 y 29 de febrero) se realizará en la ciudad de Baltimore el II Coloquio Internacional sobre la obra de Manuel González Prada denominado “Challenging the liberal tradition”. Las dos instituciones académicas que organizan este evento son Loyola College y John Hopkins University. Participarán intelectuales como David Sobrevilla, Sara Castro-Klarén, Carmen Mc Evoy o Marcel Velázquez Castro. Podéis consultar la programación completa de los paneles y las mesas redondas aquí.

Y, claro, la ponencia que más me intriga es la de Ricardo Silva Santisteban: “Manuel González Prada y Omar Jayyam”. Espero que alguna alma samaritana me la pase. Es que me muero de curiosidad.

jueves, 21 de febrero de 2008

PERLAS APRISTAS EN LA CULTURA



No, no voy a meterme en ya acabado asunto del Tercio Superior, una huachafada más de un Ministro de Educación que ya esta batiendo récords de incompetencia: demonización de los maestros, Guerra Santa al SUTEP, engañifas acerca de las OLPC, privilegios disimulados para “su” universidad San Martin de Porres, deficiencias administrativas en el plan de capacitación docente, etc.

Voy a contarles tres perlas –no tan mediáticas pero igual de reales- que evidencia el cariño que el partido de la estrella gorda le tiene a la cultura.




1- Cultura no, noticias.

En una carta al director del periódico La Primera, la reconocida musicóloga y compositora peruana Chalena Vásquez se queja de los furibundos cambios en la programación de Radio Nacional “la radio de todos los peruanos”. Chalena denuncia que los directivos de IRTP -sin avisar a nadie, sin pedir disculpas al público, sin dialogar con los productores y comunicadores profesionales que venían trabajando en diversos programas- han suspendido casi toda la programación, emitiendo ahora noticias y cualquier repertorio musical, bajo el criterio de que se cambia la emisora a ser una radio noticiosa.

En ese sentido, sin consultar a nadie, se ha suprimido el famoso programa El Canto del Chilalo, que llevaba emitiéndose ¡desde hace siete años!. Igual suerte corrió Canto Libre, mientras que el espacio musical que conducía el maestro Manuel Acosta Ojeda fue trasladado al horario de madrugada. En el colmo de la estulticia, los directivos ni siquiera les han pagado por programas ya editados e incluso emitidos.

Radio noticiosa. Cualquiera cree que esos directivos se alucinan dirigir una CNN, pero si miramos la forma grosera en que se maneja la programación del canal 7 lo tenemos claro. Para el APRA, noticia significa propaganda pura y exhibición hasta el aburrimiento de los miembros del gobierno, empezando por su Jefe. Claro, así no hay sitio para la cultura.



2- La Biblioteca, mi chacra

Desde principios de febrero se han elevado denuncias sobre la manera con que Hugo Neira está dirigiendo la flamante Biblioteca Nacional. Primero, fuertes rumores de despidos (entre 40 a 80 empleados) aduciendo que ¡no hay recursos! Excusa ridícula, puesto que la Biblioteca ha aumentado bastante su presupuesto merced al alquiler de espacios y locales que tiene. Lo que más rabia da es que buena parte de esos ingresos han pasado a engrosar sueldos exagerados de altos funcionarios, haciendo que los gastos de administración acaparen casi la mitad del presupuesto anual cuando –por ley- no deben pasar del 20%. Además, buena parte del dinero no se destina a mejorar los fondos documentales o la calidad del servicio ( en la nueva biblioteca tardan igual en entregarte los libros como en la vieja) sino se gasta en otros usos como contratación de asesores y su personal adjunto, elaboración de gigantografías o adquisición de mobiliario innecesario. Como denuncian los bibliotecólogos, en reiteradas ocasiones Hugo Neira ha humillado públicamente a los bibliotecólogos y no ha cumplido lo dispuesto en el Cuadro de Asignación de Personal. Los nuevos puestos han sido copados por personal sin la formación requerida, quienes tienen sueldos que duplican o triplican lo que gana un profesional bibliotecario, incluso con grado de magíster y con muchos más años de servicio. Y, seguramente, apristas.

La denuncia habla por sí sola y yo solo agregaría: ¿Por qué no se le da la dirección de la Biblioteca Nacional a un bibliotecólogo de verdad?¿Por qué siempre darle coba a los figuretis como Hugo Neira o el anterior Sinesio Lopez? Sí, ya sé, son intelectuales respetados, pero…¿Tendría sentido que la dirección de la Orquesta Sinfónica Nacional se la dieran a un abogado criminalista o la del Archivo de la Nación a un ingeniero petroquímico?



3- Cuando, para el INC, los libros estorban…

De Chimbote las aguas bajan turbias y recontrasadas. Un grupo de escritores chimbotanos ha mandado una queja pública contra la directora del INC de Chimbote -la arqueóloga Flor Valderrama Fernández- al haber desmantelado la pequeña biblioteca de la oficina del INC en dicha ciudad con cerca de 300 ejemplares y que estaba conformada , en su mayoría, por libros de autores chimbotanos (poetas, escritores, historiadores y otros), quienes los donaron al INC- Chimbote con el propósito que fueran expuestos públicamente para ser leídos por los niños y jóvenes de toda la provincia del Santa. Como lo oyen, el día 08 de febrero a horas de la noche y en forma clandestina, se procedió a desarticular la biblioteca del INC en Chimbote enviando todos los libros a la ciudad de Huaraz.

¿Y por qué semejante operación? Pues porque la arqueóloga aduce que los libros no contaban con un espacio adecuado donde tenerlos…

¿No había en toda la ciudad de Chimbote un espacio para 300 libros? Los propios autores chimbotanos señalan que pudo haberlos trasladado a la biblioteca municipal de la ciudad. Es más, personalmente conozco el local del INC en Chimbote y me niego a creer que allí faltara espacio. Pero peor aún ¿Qué hace una sucursal del INC sin biblioteca? ¿Alguien se imagina un restaurante sin cocina?


Y la guinda del pastel, la pomposa y erróneamente llamada Ley de promoción del desarrollo sostenible de servicios turísticos en los bienes inmuebles integrantes del patrimonio cultural de la nación más conocida como la Ley Bruce: Otro delirio neoliberal donde la cultura solo tiene sentido como negocio. Una ley que sueña con clavar un Starbucks en la entrada de Chan Chan o remodelar una explanada a los pies de Machu Pichu para convertirla en un campo de golf con música ambiental (esta idea, de un chileno cachondo). Y todo eso sin consultar a las comunidades involucradas.

Bacán: oye Bruce, oigan apristas, mañana mismo yo y mi mancha montamos unos puestos ambulantes de chanfainita y rachi en la misma puerta de vuestras mansiones, con Chacalón a todo volumen en mi radio y hostigando a cada parroquiano que les visite para que nos compre una ración. Incluso nos las ingeniaremos en cerrar los comercios adyacentes para que sólo nos compren a nosotros ¿Qué tal? ¿Precioso, verdad?

Finalmente, Martín Tanaka en su blog nos recuerda, por ejemplo, las dificultades de la Orquesta Sinfónica Nacional o el Ballet Nacional para ensayar. Al mismo tiempo, Venezuela se llena de orquestas sinfónicas infantiles y juveniles hasta para regalar. Sí, ya sé que las comparaciones son odiosas. Y qué chu.. digo diantres.

Este es el Apra, qué les parece. Y me parece que los escritores de este país ya debieran pensar en dedicarles algunas líneas a este festival de la barbarie ¿O no?

jueves, 14 de febrero de 2008

Puertas Abiertas




Amigos:


Como ya muchos sabéis, he aceptado la invitación a formar parte de la nueva etapa del Proyecto Quipu . Un intento de abrir la blogósfera a los jóvenes escritores peruanos, sobre todo a los que viven y escriben fuera de Lima: Así, quienes quieran participar (las bases son las mismas de siempre y las publico un pelín más abajo) sólo tienen que enviar sus poemas o cuentos a la dirección de correo electrónico gfaveron@gmail.com. Cada catorce días, el texto que haya sido seleccionado como el mejor o el más interesante de los recibidos esa quincena será publicado en diversos medios.Esos medios incluyen hasta ahora más de veinte blogs, un diario de circulación nacional y un programa de radio bilingüe emitido desde Alemania. Casi ná!

Bases para la participación

Podrán enviar sus textos (cuentos o poemas) a Quipu todos aquellos escritores peruanos que cumplan con al menos UNO de los siguientes requisitos (no necesariamente con los tres; basta con cumplir uno):



1. Ser menor de 30 años (los jóvenes a la obra, que gonzalopradiano soy).


2. No haber publicado más de dos libros (se preferirá a los autores inéditos, que el Perú está lleno de ellos).


3. No haber publicado nunca en una editorial limeña (ni siquiera San marcos, ojo).



Repito: basta con cumplir con UNA de las tres condiciones anteriores.



Asimismo, pueden enviar sus cuentos al siguiente correo electrónico: gfaveron@gmail.com


Las bases no especifican que el autor deba ser del interior del país. Es sabido, sin embargo, que una de las intenciones centrales de Quipu es la difusión de la literatura escrita en provincias. Por ello se anima especialmente a los jóvenes escritores no limeños a participar, pero no se discriminará a los de la capital.La decisión de cuáles de los cuentos recibidos serán publicados en Quipu será tomada por un grupo de evaluadores, de preferencia elegidos entre los administradores de los blogs participantes.


Y un servidor, osea este pechito, será uno de esos evaluadores.

Bueno amigos, a escribir, todo el mundo a escribir, que este país esta lleno de literatura por sus cuatro costados.

Actualización: LuchinG nos deja un blog inspirado en la vieja práctica anglosajona de redactar narraciones con poquísimas palabras. Aquí, se intenta redactar un cuento con seis palabritas http://www.elcuentodelas6palabras.blogspot.com/ . Alabado sea Augusto Monterroso, te alabamos señor.

martes, 12 de febrero de 2008

EL EMBRUJO




A ver, todo empezó entre este post que rebotó por acá, así como el artículo que escribió nuestro habitual, respondido y harto comentado por aquí, por allá y por acullá.

Pero creo que la pregunta clave fue la que nuestro habitual hizo aquí: ¿El maoísmo influenció en la literatura de muchos escritores peruanos (entre ellos los del grupo Narración)? Mi respuesta corta es sí. Mi respuesta larga es esta.

-El maoísmo fue un paradigma de izquierdas que influenció –durante breves años- a un montón de gente en su búsqueda de un horizonte parautópico, de un edén laico liberador. Frente al gris discurso soviético, el maoísmo rezumaba juventud, sangre nueva, nuevos experimentos. Y vaya experimentos: la explosión de pluralidad de opiniones por decreto (y su cierre por decreto) durante Las Cien Flores; la comunalización de la economía nacional a la brava (el Gran Salto Adelante); la invasión de niños y adolescentes en un salvaje recambio de la dirección política hacia el comunismo (la Gran Revolución Cultural Proletaria). Todos con un montón de muertos de por medio. Programas que hoy nos puedan parecer delirantes y hasta paranoicos; pero que en aquellos años eran una esperanza de otro socialismo. Un socialismo cercano a los más vulnerables, más directo, más llano y con una franqueza lindante con la brutalidad. Frente al moscovita discurso de “esperar a que maduren las condiciones”, el maoísmo cantaba insistentemente al mundo un “¡paraíso, ya!”.

-Desgraciadamente, se ha investigado poco sobre la tremenda influencia que tuvo el maoísmo en el Perú. A diferencia de casi la mayoría de Latinoamérica, aquí el maoísmo echó raíces: Descerrajó el cerrado PC moscovita, penetró con fuerza en las organizaciones campesinas y, sobre todo, se enseñoreó del movimiento estudiantil y magisterial.

-Sí, estudiantes y maestros. Lo que para el marxismo ortodoxísimo era pura y simplemente pequeña burguesía (palabra que en Europa sonaba horrible), aquí significó que el maoísmo se expandiera en sectores particularmente estratégicos en una sociedad como la peruana. En los sesentas y setentas, las universidades y colegios del Perú se vieron irrigados de cuadros que predicaban la revolución y la lucha armada. Sin querer queriendo, el entonces Pensamiento Mao Tse Tung (fonéticamente lo veo mucho más elegante que el postmoderno Mao Zedong) capturó el imaginario de muchísimos intelectuales y artistas.

-Aclaremos. La gente no abrazó el maoísmo porque era bruta y subnormal. Por el contrario, revistas académicas de medio mundo trataban la Revolución Cultural china con mucho respeto y hacían sesudas exégesis del Libro rojo, como si de un código mágico se tratara. Pensadores, filósofos, escritores, economistas (los mismos que ahora, aún vivos, se sonrojarían de aquellos años) escribieron páginas entusiasmadas sobre el camino chino al comunismo. Peor aún, el maoísmo se puso de moda (moda socarronamente reflejada por Godard en su film La Chinoise). La Mao's jacket, que hoy los medios la juzgan como un pijama espantoso, era considerado el no va más de la indumentaria progresista (y pituca, e imperialista: que vimos a Dick Sargent portando una oronda chaqueta Mao en uno de los capítulos de Hechizada). Parafraseando a los intelectuales italianos de los años veinte, podríamos suscribir este slogan: El maoísmo era la juventud del mundo.

-A los escritores del Perú el maoísmo no les resultaba algo tan externo y deletéreo como el marxismo soviético y sus imitadores cubanos (obviamente, no hablamos de la masiva mitología del Ché, que cobró una vida propia y aparte). Para nuestros artistas el maoísmo era una puerta abierta a la utopía posible. La carretera más hermosa a ese futuro mejor. ¿Por qué? Quizá el tácito discurso campesinista del maoísmo (que prendió en un país donde la mayoría de los trabajadores no eran precisamente obreros), su talante tajantemente pedagógico, su lenguaje simple lleno de metáforas agradables y hasta poéticas, la (subversiva) manera de llamar a las cosas por su nombre y no atorarse en conceptos abstractos, el llamado a la práctica como una suerte de apostolado laico que encandilaba a muchos marxistas jóvenes, la tarea heroica de ir al campo, de ir a las fábricas, de fundirse con ese Gran Otro (como dicen los lacanianos de hoy) y sentirse, ahora sí, revolucionarios. El maoísmo era un embrujo tremendo en el Perú, fue el modelo de marxismo más cercano a la comprensión lata de nuestro país. Muchos escritores, ensayistas, periodistas, científicos sociales y profesionales de las más diversas carreras abrazaron las Cinco Tesis creyendo que –cual masones marxistas- habían accedido al camino de la verdad y la luz.

-Que muchos escritores –y no sólo los del grupo Narración- adoptaran el maoísmo como mapa de ruta de sus ideas no es un baldón, no es un accidente olvidable, no es un error de juventud, ni siquiera un pecado de aficionado; fue una afirmación de ir en la corriente de lo que ellos consideraban la marcha al socialismo, el tobogán a la futura felicidad peruana. Cuando los miembros del grupo Narración redactan el famoso Manifiesto (que muchos lo atribuyen enteramente a Oswaldo Reynoso) o imprimen en sus páginas el discurso de Mao en el Foro de Yenán; no lo hacen como niños terribles hociqueando lo desconocido: Son escritores e intelectuales que enarbolan una bandera no solo política sino también literaria. Bandera que, ojo, muchos siguen levantando.

-En el Perú hubieron centenares de grupos que se proclamaban maoístas, pero solo uno terminó llevando sus controvertidas tesis a la práctica. Sí, ese, el que todos conocemos. Y por el campo de los escritores recorrió un tremendo vértigo conforme la subversión crecía y se adueñaba de la escena nacional. Muchos que se consideraban maoístas deslindaron con los alzados en armas; eso sí, más tarde que temprano. Otros interpretaron la lucha armada como la continuación de los exaltados discursos de liberación de su juventud. Sí, muchos vieron en el Partido la encarnación de los ideales de siempre, al socaire de matanzas, masacres, genocidios y dolor. El dramaturgo Víctor Zavala Cataño, padre del Teatro Campesino en el Perú, terminó militando en la guerrilla y hoy sigue purgando condena en un penal de máxima seguridad.

-El maoísmo no es un meteorito que nos fregó. Fue una elección ideológica y hasta estética que mucha gente cobijó. Una semilla que halló tierra fértil y se aclimató, citando al Amauta. El maoísmo -aunque a algunos les joda y les joda bien- forma parte de nuestra tradición intelectual, de nuestro bagaje cultural, de nuestra herencia artística. La Nueva Historia del Perú –que ya llegará, los viejos no saben de lo abierta de ideas que son nuestras jóvenes generaciones de universitarios- hablará del maoísmo como una de las partes integrantes de la política y la cultura peruana del último cuarto de siglo.

-Coda. Pero la literatura sigue siendo una experiencia personal e intrasferible. El maoísmo, aún en sus raciones más duras; es solo un elemento más en el magma individual de cada escritor. La ideología puede ser llama, fuego, lastre, fuelle, mala/buena conciencia, guía, nostalgia, luz, horizonte, etc., pero siempre en coyunda con otros estadios de la vida y la obra de los escritores. La poesía de Maiakovsky no se agota en el marxismo-leninismo (¡por favor!), la prosa dinámica de Ilyá Ehremburg o la narrativa sobre la Guerra Civil española de Hemingway van muchísimo más allá de las simpatías que por entonces tenían hacia la Rusia de Stalin. La grandeza literaria de un Reynoso o un Gutiérrez no está en el maoísmo; está en la creativa fusión que esa ideología tuvo con sus experiencias personales, sus proyectos artísticos, su gusto literario y, creo yo, sus enormes, inmensas ganas de amar a este país.

-Que la Literatura de la Violencia estuviera cubierta en un primer y gran momento por escritores de pasado (o presente) maoísta no es recurso para clavar a buena parte de nuestros escritores un sello de blacklisted. Más bien, escribir sobre la violencia sería lo normal. Los escritores más politizados, por narices, estuvieron más cerca de la experiencia de los insurrectos. Era su derecho escribir sobre nuestra guerra interna. Y ahora, más bien, le diríamos que era su deber.


Bueno, ya está dicho. Relajémonos. Pasemos de un Embrujo a Otro.

domingo, 3 de febrero de 2008

LA VOZ DE LOS VENCIDOS




La llamada Literatura de la Violencia –eufemismo para referirse a la narrativa que trata nuestra guerra interna- no es algo reciente ni mucho menos, como por ahí lo dijo quien se consideraba su precursor. Muchos ponen como primer hito el célebre cuento de Julio Ortega Adiós Ayacucho (1986) y otros van más atrás señalando el legendario libro de relatos Los ilegítimos (1980) de Hildebrando Pérez Huarancca (sobretodo por el protagonismo que tuvo el entonces escritor en nuestro conflicto). Luego, han aparecido una sucesión de narradores -¿casi un centenar? ¿más?- que han construido lo que es ya todo un subgénero consolidado en la literatura peruana contemporánea.

Sin embargo, el grueso de quienes han escrito sobre nuestra guerra han sido, por lo general, espectadores externos al tema (lo que no invalida el texto, faltaría más) y muy pocas veces –a diferencia de la literatura que han producido otras revoluciones o conflictos armados similares en el mundo- los directamente involucrados en la contienda han expresado su testimonio por escrito.

Por eso, saludamos la aparición de Camino de Ayrabamba y otros relatos (Canta Editores, Lima 2008), libro de cuentos escrito por el grupo literario Nueva Crónica, formado por los condenados por delitos de terrorismo del penal de Castro Castro. El libro ya contó con dos masivas presentaciones en Lima, la última llevada a cabo en el Centro Cultural de España y que contó con una mesa de lujo a cargo de Oswaldo Reynoso, Rocío Silva Santisteban y Julio Heredia (y donde un servidor colaboró con algunas palabras de preámbulo).

Una primera observación es el hecho que mucho de los cuentos han sido escrito “a dos manos”, por no hablar de otros que, probablemente, han recibido sugerencias y aclaraciones por parte de diversos compañeros de prisión. La mayor parte de los cuentos –para bien o para mal- tienen la impronta de formar parte de una creación colectiva.

Son cuentos agresivos, que hablan de la guerra abiertamente y usando el lenguaje interno de los militantes. Destaca el cuento que da título al libro y que nos habla de los primeros ataques guerrilleros en Ayacucho al comenzar la década de los ochenta. Lo que parece resultar una rutinaria descripción de las acciones militares, luego termina con un sorprendente final. En ese rubro de historias está también “Cañada roja” que narra la vida cotidiana de un Comité Popular Abierto (territorio gobernado directamente por la guerrilla, conocido coloquialmente como “zonas liberadas”) pero desde el punto de vista de la viuda del gamonal que anteriormente regía el distrito con mano de hierro. Así también, tenemos una historia (“Zapadores por necesidad”) que nos informa de una práctica militar muy poco conocida en nuestra guerra: La siembra de minas que las Fuerzas Armadas realizaban en torno a las torres de alta tensión, y la respuesta de los subversivos creando sus propios destacamentos para desenterrarlas.

Pero no todo el libro se compone de este tipo de relatos. Tenemos también "Cantarina", un hermoso cuento en clave infantil que nos habla del desarrollo de Sendero en las ciudades (la imagen de los volantes partidarios vistos como mariposas de papel es más que notable). "Imborrable presencia" nos cuenta una historia al principio lastimera (los deudos en busca de la tumba de un familiar desaparecido en el tornado de nuestra guerra) y que termina como una canción coral, pues cada miembro del pueblo aporta sus anecdotarios y recuerdos para que, entre todos, reconstruyan emotivamente la imagen del hijo asesinado bajo ese sino inevitable donde siempre se van los mejores. No puedo dejar de citar el relato "Reencuentro" (mi cuento favorito), donde el testimonio de un guerrillero preso, condenado arbitrariamente y confinado durante casi veinte años en los presidios del Estado; finalmente es liberado y va en busca de su padre sumido en un juego de espejos, donde se evidencia que el sufrimiento termina siendo igual en ambos lados de las rejas. Algo normal en un país donde la vida, en aquellos años, no valía nada.

Camino de Ayrabamba tiene el mismo impacto que el celebrado libro del historiador Nathan Wachtel Los Vencidos: El hecho histórico recreado por los protagonistas que perdieron en el conflicto. En aquel caso, el punto de vista de los indios frente a la conquista española, en éste el de los militantes maoístas en nuestra guerra interna.

Sí, ya veo las críticas y las pedradas a este post. Antes del linchamiento déjenme decirles esto: Tenemos que hablar todos, tenemos que escucharnos a todos. Tenemos que entendernos todos. La reconciliación basada en dejar que los miembros de un lado se pudran en la cárcel será siempre incompleta. La memoria histórica que no recoja las perspectivas de aquellos otros, aún no estará culminada. Y a riesgo de cursi, repito la famosa exhortación final de Manuel Azaña, aquel republicano anticlerical y progresista que luego terminó asustado y contrito frente a las tremendas dimensiones que tomó la Guerra Civil española:

“Pero es obligación moral, sobre todo de los que padecen la guerra, cuando se acabe como nosotros queremos que se acabe, sacar de la lección y de la musa del escarmiento el mayor bien posible, y cuando la antorcha pase a otras manos, a otros hombres, a otras generaciones, que se acordarán, si alguna vez sienten que les hierve la sangre iracunda y otra vez el genio (…) vuelve a enfurecerse con la intolerancia y con el odio y con el apetito de destrucción; que piensen en los muertos y que escuchen su lección: la de esos hombres, que han caído embravecidos en la batalla luchando magnánimamente por un ideal grandioso y que ahora, abrigados en la tierra materna, ya no tienen odio, ya no tienen rencor, y nos envían, con los destellos de su luz, tranquila y remota como la de una estrella, el mensaje de la patria eterna que dice a todos sus hijos: Paz, Piedad y Perdón.”


ACTUALIZACIÓN: Una aproximación interesante -y nada prejuiciosa- sobre las relaciones entre nuestra literatura y la guerra interna está en este trabajo de Víctor Quiroz. El tercer número de Intermezzo tropical tiene textos muy sugerentes sobre los años de la violencia y, como si fuera poco, imaginen qué tema ha abordado el último número de Ajos & Zafiros, de inminente aparición...

EL ESCRITOR, LA EXCELENCIA Y EL MERCADO



Sí, hoy hablamos de esa siempre actual –y siempre hastiante - discusión sobre “andinos y criollos” o “hegemónicos y excluidos” o el término binario que mejor le parezca.

Esta discusión –de la cual el congreso de Madrid fue solamente un capítulo- empieza a partir de la queja airada de muchos escritores contra las mafias y las argollas de los escritores limeños o pitucos, que se han adueñado de los medios y las estanterías y que boicotean inexorablemente el aporte de los escritores venidos del interior del país. Es decir, una élite engreída y malvada que publica merced a privilegios mientras manipulan los hilos editoriales y reproducen conductas racistas para seguir ignorando la creciente marea de escritores provincianos.

Por el contrario, la inmediata respuesta es esta: Los llamados andinos o excluidos son una caterva de fracasados y resentidos, losers que mascullan su rabia por no tener ante el público el éxito de otros. Incapaces de triunfar en el mercado, incapaces de ser leídos por los peruanos; crean sus fantasmas y se refugian en un victimismo llorón. En vez de aprender de sus paisanos músicos, que ya se han adueñado de las ondas y los espectáculos; esperan que alguien les dé la ayuda que su falta de excelencia –y exceso de mediocridad- les impide.

Bueno, he caricaturizado la vaina para ponerle pimienta a una discusión demasiado enfurruñada. Ahora sí meto mi cuchara:

-Sí, existe exclusión (me parece inaudito que escritores como Sócrates Zuzunaga o Cayo Vásquez sigan siendo poco más que clandestinos). Ahora bien: eso es algo normal en sociedades de democracia incipiente e incluso fallida, donde los prejuicios se adelantan a la información y donde los mecanismos de poder y dominación actúan casi con impunidad en un país de instituciones débiles, por no decir inexistentes. El que haya una minoría hegemónica y una mayoría de buenos escritores “invisibles” no es tanto por el egoísmo de los primeros como sí por la actual conformación de nuestra sociedad.

-El mercado editorial en el Perú es débil, invertebrado y muy irregular ¿Qué mercado del libro existe en un país donde éste es un virtual artículo de lujo, externo y lejano? ¿Qué tipo de mercado editorial tenemos en un país que no cuenta siquiera con una miserable red de librerías a nivel nacional y donde la mayoría de librerías en el Perú son más bien papelerías con bestsellers pirateados? ¿Qué mercado hay cuando la mayor parte de las editoriales nacionales se portan con los escritores de una forma leonina, casi venal, sabiendo que nadie les castigará? Mercado será la producción audiovisual (incluso, la informal) o la gastronomía, donde los capitanes de empresa la han sudado solitos y han generado una aceptación popular. Temo que (aún) no podemos decir lo mismo en el campo editorial.

-La excelencia por sí sola no gana batallas, no en el Perú. Que lo diga el gran escritor huanuqueño Andrés Cloud, cuya chispeante narrativa solo fue conocida cuando ganó –hace algunos años- el famoso premio cuentístico de una revista limeña. Sin embargo, lo peor que les puede suceder a los escritores del interior es que les suban al carro escritores mediocres o menores que esperan el chorreo de los consagrados. Y -aunque parezca sólo amor a la camiseta- yo tengo fé en los nuevos escritores que están surgiendo en varias ciudades del Perú.

Concluyendo: La exclusión en la literatura peruana existe pero no es producto de miserias privadas como sí de problemas sociales vigentes. Esos problemas se cristalizan en la debilidad del mercado como mecanismo de publicidad de los escritores (y más bien tienden a fortalecer las argollas) así como en la imposibilidad de una distribución más o menos uniforme de la producción literaria nacional. Además, en una sociedad predominantemente audiovisual, donde la oralidad es la base de la cultura popular y las nuevas tecnologías están revolucionando las dinámicas de información y de ocio; el campo literario tiene mucho menor margen de maniobra.

Sin embargo, creo que la solución no pasa por el ejercicio de la queja pública. Chau al muro de las lamentaciones. Los escritores tenemos que HACER ALGO.

Propuestas que podremos discutir en otro momento:

-Crear circuitos editoriales alternativos teniendo como base escuelas, institutos pedagógicos, colegios profesionales e instituciones públicas. En Chimbote ha funcionado una alianza entre escritores, libreros y colegios para que los escolares lean y conozcan autores de su región.

-Conseguir nuevos agentes financiadores del libro y su difusión, señaladamente hablamos de Gobiernos regionales y locales. Hay antecedentes muy positivos en Huánuco y Loreto.

-Que los escritores intenten constituir alguna asociación gremial que pueda proteger sus intereses como autores. Ya hay un ejemplo (minúsculo y aún poco difundido) como el del Gremio de Escritores del Perú; pero sabemos que hay homólogos regionales en provincias. Sería bueno que unificaran sus prácticas y se comunicaran mejor.

¿Se me ha escapado algo? Seguro, a ver, soy todo oídos…
ACTUALIZACIÓN: Como odio la discusión a solas, sugiero también leer el texto (y el blog) de Federico Villarán, lleno de ironía, mala leche y mucha verdad. Asimismo, pásense por el sugerente texto del escritor chimbotano (¡cómo no!) Roger E. Antón Fabián, con nostalgia de la buena. Ah sí, también los inefables comentarios de Faverón, Paolo de Lima y quien será -malgré lui- un habitual en esta casa. Que nadie me llame sectario, porfa.