viernes, 19 de septiembre de 2008

¿Qué mierda hacer (siquiera culturalmente) con Lima?


Cuando puedo, huyo de Lima. Cuando sale alguna posibilidad de escapadita, aunque sea pagando del bolsillo propio, me largo. Sea una tarde en Huaraz o dos apurados días en Ayacucho, lo prefiero al run rún cotidiano de la capital. Caminar por el paseo marítimo de Huanchaco, deambular por los alrededores de Huánuco, meterse en los mercados de Huancayo. Caminar, sencillamente caminar, respirar un aire distinto, mirar otro país. Prefiero cualquier placita de Abancay a los bulevares de San Isidro o el mercado persa de Mesa Redonda. Y, ojo, no es ni por motivos turísticos ni publicitarios ni por pillar pareja (aunque en esto, ejem, la carne es débil y el país tan lindo...bueno, mejor lo dejamos). Lima se ha hecho irrespirable, con un alcalde que parece haberla bombardeado a conciencia y donde por encima de las iniciativas culturales, siempre truenan los parlantes de los telediarios sensacionalistas y mentirosos, el choleo internalizado en la mayoría de sus habitantes, la asquerosa propaganda gobiernista y la cínica quietud de los círculos culturales adinerados que vivien encantandos de sus guettos simbólicos y reales. Odio Lima.

Andrea Naranjo, una de las personas más preocupadas por encontrarle sentido a esta ciudad, nos señala que "Tal vez estemos ante la inminente emergencia de nuevos espacios públicos que corresponden a una megalópolis, una ciudad - región inmersa en procesos conurbanos donde surgen nuevos espacios públicos fuera del clásico centro urbano, ( hoy en neo proceso de rescate cultural) que conocemos". Es decir, no hablar de una Lima sino de diversas Limas -cada una, a su bola- que construyen sus propios espacios públicos, sus nuevos "centros". Es decir, además de la Lima pituca que del sur miraflorino sube hasta el este de La Molina, tenemos la Lima de los conos (que quizá se subdivida en varias), la Lima de Vitarte y Huaycán e incluso conurbaciones propias como San Juan de Lurigancho que ya aspira virtualmente a convertirse en la próxima provincia de la región Lima. El Centro -contaminado y ruidoso- aún se mantiene como nexo común entre diversos colectivos, sobretodo en el mundo de la cultura, gracias a la oferta de sus libreros, sus centros culturales gratuitos y sus cantinas relativamente baratas.

El dilema está en si potenciamos ese espacio en común que es el Centro y sus alrededores o buscamos salidas en políticas paralelas en cada uno de esas nuevas conubarciones limeñas que existen en los conos. A nivel de consumo, ya se están consolidando en los conos Malls, bulevares comerciales, firmas importantes, academias de preingreso y sucursales de prestigiosos centros de idiomas: La gente joven del cono sur no tiene por qué salir más allá de Ciudad de Dios y el eje de Santa Anita se ha convertido en el "Centro" de los grandes eventos de música popular. ¿Por qué insistir en un Centro tradicional, fuera de las vigorosas economías periféricas, continuamente maltratado por la administración pública?

Por otro lado, la vida cultural en las diversas Limas es muy relativa. Las iniciativas del tipo del FITECA en Comas o el Foro de la Cultura Solidaria que se da en Villa el Salvador, pese a su continuidad no han dado paso a una mayor multiplicación de iniciativas culturales. El caso del Centro Cultural Martín Olivos es aún un desafío a evaluar. Podemos ver el vaso medio lleno (total, son iniciativas sin la financiación que merecen y trabajan en un ambiente culturalmente eriazo y hasta hostil) o también medio vacío (no hay centros culturales ni artísticos del nivel de los bulevares comerciales, su peso en la juventud es ínfimo). Es decir, que el Paraíso tampoco se encuentra en los conos.

Quizá la solución está no tanto en temas geográficos (Los conos contra el Centro) como sí en buscar iniciativas culturales reales que puedan articularse con la sociedad. Y aquí hay que aprender de otras ciudades del Perú: Hace un par de años, el gobierno regional de Loreto llegó a editar libros de más de una docena de escritores loretanos vivos (con pago de derechos incluido) para que se repartieran por los colegios de toda la región, lo que no quita espacio a iniciativas privadas como la Semana del Libro en Iquitos y que esta ciudad se haya vuelto todo un referente en la plástica peruana moderna.

En Puno, el departamento de proyección social de la Universidad del Altiplano ayudó a que la ciudad llegara a convertirse en un faro cultural que no sólo publicaba ensayos, poemarios y la celebérrima revista Apumarka, también ha realizado charlas de orientación vocacional brindadas a nivel de colegios secundarios, presentaciones artísticas y culturales, proyecciones de video, seminarios, foros, y cursos diversos, además de la organización de asistencia técnica a sectores organizados de la población (y tengo necesariamente que mencionar la gestión del escritor puneño Jorge Flores Aybar).

Quizá donde haya más que aprender es en Chimbote, ciudad vista tradicionalmente como caótica e "inculta". Bueno, Chimbote es hoy foco cultural activo merced a una alianza entre diversos sectores sociales (editoriales, escritores, libreros, profesores de colegio) que han hecho que los estudiantes chimbotanos lean bastante a sus escritores locales, tengan ya una formidable generación de escritores jóvenes y asisten masivamente a eventos culturales. Eventos sui géneris como organizar manifestaciones literarias por las calles en alianza con bandas musicales de colegios, realizar polladas culturales mezclando recitales con actividades lúdicas pro-fondos o invitar a queridos conjuntos musicales locales (Los Rumbaneys o Los Pasteles Verdes) a que interpreten sus temas en presentaciones de libros , creando inéditas relaciones entre literatura, música y cultura popular (y aquí también tendré que citar necesariamente a Jaime Guzmán Aranda, director de la editorial Rio Santa y un promotor cultural que se merece un post propio).

¿Puede hacerse algo parecido en Lima?¿Se pueden crear redes culturales de ese tipo que hagan de los libros cultura viva y no un bien superfluo? ¿O la extensión y el caos de esta megalópolis hace imposible aprovechar las iniciativas de otras ciudades peruanas? Es una pregunta que no puedo responder. Lo único que sé es que nada podremos esperar de la actual Municipalidad (allí la ven, demorándose en la reconstrucción del Teatro Municipal para que su inauguración coincida con la próxima coyuntura electoral) y que cualquier proyecto tendrá que nacer de nuestros desfinanciados pechitos.
Mientras tanto, hago mis maletas, me voy a un Encuentro de Escritores Ancashinos en la ciudad de Marca. A lo mejor allí encuentre otro ejemplo de como devolver -culturalmente- Lima a los limeños.

martes, 9 de septiembre de 2008

Paisaje después de la batalla

(Dresde,1945.Quien no haya leido Matadero 5 de Kurt Vonnegut, ya puede empezar a hacerlo)



Después del atracón olímpico que les he obligado a padecer, estuve un poco distante de lo que ha sido el último combate de la blogósfera, lucha en varios frentes, con varias cabezas rodadas y daños colaterales.

Todo empezó cuando nuestro habitual Iván Thays lanzó una reseña sobre la redición del histórico libro de Miguel Gutiérrez Un mundo dividido: La generación del 50. Básicamente, Iván se refiere a lo que él denomina caducidad del marxismo en el análisis literario en particular y en la producción cultural en general (dividir el mundo en buenos y malos, ver los personajes literarios como meros representantes de clases sociales) pero también hace sangre aludiendo a la supuesta inconsecuencia entre lo que predica Gutiérrez y su conducta personal. Además de los clásicos enrrostramientos por lo bien que se refiere a Abimael Guzmán en su libro, Iván trata desdeñosamente la obra literaria de Gutiérrez, en la cual –según sus propias palabras- habitan personajes estereotipados y convencionales (en los comentarios a su propio post, Iván dice cosas peores). En fin, Thays se metió con uno de los escritores más queridos por estos pagos y, claro, recibió lo que recibió.

Quien enfrentó de forma más directa las tesis de Thays fue el poeta Rodolfo Ybarra. Ybarra - quien se hizo conocido en la defensa de la libertad de Melissa Patiño y se publicitó bastante merced a un manifiesto que apareció hace unas semanas aquí- áfirmó que las críticas de Thays sobre Gutiérrez adolecían de un "individualismo dogmático" así como estar inmersas en prejuicios e ideas fuerza donde "confunde la "libertad del individuo" con la libertad para denostar sobre una obra literaria a su libre albedrío y con la venia de un círculo literario cada vez más desacreditado". Casi no tardó Thays y nuestro otro habitual Gustavo Faverón en dispararle con todo, uno mencionando “las nostalgias terroristas de ese blogger que coinciden con la de otros escritores vinculados al grupo Narración” y otro describiendo al poeta como un “escritor peruano adicto a la verborrea y afecto a conjugar la retórica senderista con el balbuceo underground…”. Ybarra recibió una ola de solidaridad (incluyendo un comunicado oficial del Gremio de Escritores del Perú). Hubo intercambio de posts y Faverón puso el punto sobre sus íes para aclarar a qué se refería con sus (des)calificaciones. Pero la bola de nieve ardiente (como la letra de ese famoso sikuri) ya había empezado a rodar. Si a ustedes les gusta el floreo hardcore y ver como brota sangre de las palabras, les recomiendo revisar las listas de comments de Thays, Faverón e Ybarra. Sobretodo de este último que, según lo dice, no pone ningún tipo de limitaciones a los comentarios que recibe.

El asunto empezó a complicarse cuando se abrió un frente inesperado entre Thays y el economista Silvio Rendón intercambiando posts bastante fuertes (palabrotas incluídas). Mientras tanto Faverón marcaba su territorio frente a Ybarra, al Gremio de Escritores y al Grupo Narración. Y si no faltaba nada, otro frente estalló a causa de las referencias al padre del exitoso blogger Renato Cisneros: nada menos que el cavernario general Luis gaucho Cisneros. Aquí la sangre le salpicó a Paolo de Lima y alcanzó la sala de máquinas del blog de Ybarra (y, si me hubiera puesto las pilas, inundaría la santabárbara del mío, porque eso de defender –por una frase que dijo o no dijo- a un sujeto que pisoteó casi todos los derechos humanos cuando fue ministro del interior y que defendía públicamente a los genocidas argentinos… ).

Y una yapa más. Otro frente se abrió en torno a la idoneidad del último concurso 20Blogsperuanos así como de la inocencia o mala fe de algunos bloggers que proclaman su independencia cuando presuntamente dependen de ciertas corporaciones del ciberespacio. Aquí el fuego graneado alcanzó a varios blogs (aquí o aquí). Total, que setiembre ha llegado caliente.

Pese a lo que acaban de leer, no quiero trivializar el tema. Creo que el aumento de la tensión bloguera responde a la formación de un nuevo escenario, de un nuevo microclima, donde muchos escritores e intelectuales jóvenes están escandalizados y hartos de lo que ven. Y gracias al APRA, cuyo paso por el gobierno está dejando a Toledo como un semidiós. Muchas cosas se están cruzando: Criminalización de la disidencia, abuso de poder, persistencia de la pobreza y la desigualdad pese al crecimiento macroeconómico, corrupción descarada, sentimiento de NO ser escuchados, otoronguismo, enfrentamientos con las regiones. La gente empieza hartarse y la virulencia se adueña (¿con razón? Con mucha razón) de las palabras.

Ojo, esto no solo sucede en el caso de quienes abominan a este gobierno (o al sistema social en general). También se da en el caso de los referentes del pensamiento hegemónico, que han pasado del silencio desdeñoso o la risa paternalista a reacciones cada vez más amargas y airadas frente a las críticas. Quienes en un tiempo eran considerados como faros de buena información crítica y estimulantes de un debate, han pasado a ser vistos como peones vendidos al sistema, con los vicios y las debilidades de cualquier blogger y que ya no dicen nada nuevo. Y creo que, conforme se va democratizando más la comunicación entre los blogs, el peso de los bloggers supuestamente mejor informados se va a relativizar más aún.

Conclusión: se vienen próximas batallas, porque la gente quiere pelear (aunque sea en el limbo del ciberespacio, en fin). Como ha sucedido en otros escenarios, los representantes del pensamiento hegemónico terminarán por hacer mutis por el foro y recluirse en anillos más pequeños todavía. Y bajo la excusa que los blogs se han llenado de argollas, ellos fortalecerán las suyas.

Lo que, sencillamente, no me gusta. Eso implicará el inicio de un diálogo de sordos y donde los mensajes no vayan más allá de quienes ya estaban convencidos (algo que se ve meridianamente en las discusiones sobre Derechos humanos en la blogósfera). Y se supone que la blogósfera peruana debe (y puede) ser exactamente lo contrario.

Al debate, carajo. Que el debate y las críticas -su existencia misma- siempre serán más importantes que las mezquindades y los insultos que inevitablemente los acompañarán.

He dicho.
P.D. Otra lectura, posiblemente más interesante, del debate acerca de Miguel Gutiérrez en el blog de Generación Cochebomba.