jueves, 3 de enero de 2008

QUERRÁN MATARLO Y NO PODRÁN MATARLO



En otros países, los escritores tienen algún tipo de institución que los organiza, informa e incluso los protege. Aunque alguno de vosotros no lo crea, en otras sociedades se valora bastante a los escritores, se les sigue escuchando con atención y, sobretodo, se les lee. Las municipalidades más pequeñas hacen sus concursos literarios, miman a sus escritores oriundos. En los colegio se les reclama insistentemente. Cualquier librero se enorgullece de conocerlos.

Aquí el escritor virtualmente no sirve para nada. No recibe ayuda ni estímulo de ningún tipo. El Estado peruano tiene el dudoso honor de ser el único en Sudamérica que no otorga ningún premio literario nacional. Además, el escritor es víctima de editoriales que lo enredan en contratos leoninos, escatimándoles sus derechos, imprimiendo sin su permiso y pirateándolo a su gusto.

“¡Querrán matarlo y no podrán matarlo!” ¿Cuántas veces esos hermosos versos del Canto Coral a Tupac Amaru han resonado en eventos públicos, libros de texto, protocolos estatales, citas de discursos, nombres de promociones, titulares, pie de monumentos nacionales? ¿Y cuánto ha recibido a cambio Don Alejandro Romualdo, además de un rutinario reconocimiento? ¿No se ha ganado con méritos de sobra una pensión estatal digna? ¿No se ha ensuciado el Estado lo suficiente demorando inexplicablemente la solicitud de uno de nuestros más grandes poetas de la historia peruana?

Cuántos poetas y novelistas, dramaturgos y ensayistas han terminado en los pozos de la indiferencia y el olvido, malviviendo una vejez como una carga para sus familiares, incapacitado de moverse para reunirse a su gusto con otros colegas, aguantando enfermedades con dos huevos porque su escuálido presupuesto no aceptaría ningún tratamiento. Olvidados por quienes años ha se lucían en público proclamando sus versos, fumando sus últimos días en una soledad inaudita para un país que necesita maestros y consejos. Cuántas veces hemos oído hablar de aquel artista que murió en la indigencia. Cuántas veces hemos hecho colecta para ayudar a aquel poeta a pagar el hospital o los medicamentos. ¿Sucederá lo mismo con Romualdo?

Cualquiera diría que quisieran reventar al Poeta de la misma manera que él narró el último suplicio de Túpac Amaru. Pareciera que el Estado, los poderes fácticos de este país y la mortal indiferencia de ciudadanos e incluso artistas desean que don Alejandro se muera ya, que deje de quejarse, que desaparezca de la tierra y no joda.

De los escritores del Perú, siquiera, depende algún tipo de iniciativa que le restituya a Don Alejandro la dignidad y el sitio en nuestro país que pareciera haber perdido para siempre. Sí, querrán matarlo. Hagamos lo posible para que no lo logren.

Nota final: El autor de este blog respalda la petición que muchos artistas e intelectuales han firmado exigiendo una pensión digna para Alejandro Romualdo. Pido a quienes lean estas lineas que hagan lo mismo. Gracias.

15 comentarios:

Chachatroso dijo...

el link para respaldar la propuesta no abre...
Saludos.

javier dijo...

Error de principiante. Creo que ya lo he arreglado ya. En todo caso está en el blog de Gonzalo Espino: http://gonzaloespino.blogspot.com/2007/12/alejandro-romualdo-pensin-de-gracia.html

Alexander Blog dijo...

¿Cuántas veces esos hermosos versos del Canto Coral a Tupac Amaru han resonado en eventos públicos, libros de texto, protocolos estatales, citas de discursos, nombres de promociones, titulares, pie de monumentos nacionales? ¿Y cuánto ha recibido a cambio Don Alejandro Romualdo, además de un rutinario reconocimiento?

Aquí se ve la estética conservadora de Garvich. Que uno de sus poemas sea asimilado por la retórica estatal hubiera sido suficiente para que Rimbaud o Pound se aplicaran el harakiri. Solo a un izquierdos con hambruna de poder le puede importar lo que hagan los comechados con los versos de un poeta. Dejemos al estado en su podredumbre, no le pidamos nada!

javier dijo...

No, Hugo, te equivocas. Aquí el asunto no es que a Romualdo se le dé una contraprestación por servicios. De lo que se trata es que varias generaciones de peruanos aprendieron a querer nuestro país gracias a sus versos, que han ayudado a nuestra auotoestima ciudadana tanto como los Jotitas o nuestra gastronomía. Romualdo nos ha hecho más peruanos, si cabe. Lo menos que podemos hacer es un ejercicio de gratitud. Y no se ha hecho. En otros países, ya habría hasta estampillas con el rostro de Don Alejandro; aquí a nuestros poetas se le trata casi según la Ley Antiterrorista (aún vigente). Puede sonar conservador, pero necesitamos el auxilio y el consejo de los viejos. Y para eso tenemos que devolverles un poquito de lo tanto que ELLOS nos han dado.

LuchinG dijo...

Estoy de acuerdo en que si el estado han usado ese poema como un símbolo, algo tiene que retribuirsele a autor; pero en cuanto a si ese poema ayudó a querer más a esta "nación", al menos en lo que a mí respecta, el efecto fue todo lo contrario.

Anónimo dijo...

Ya, de acuerdo en apoyar estas y otras iniciativas para hacer justicia a un escritor nuestro.
Pero hay algo que me turba la conciencia, y es preguntar, delicadamente, cuánta responsibilidad tenemos los propios artistas en el triste destino del arte en nuestro país.
Yo soy teatrero, y la verdad lo mismo puedes decir de ese gremio. Por eso mi pregunta sería cómo diablos hacer para que no sean los propios colegas, cuando tienen oportunidad de lograr cosas para todos, los que le cierren paso a los demás y solo quieran apoyar a los suyos, a los cercanos.
Lo que más dificultoso encuentro es convencer a mis colegas, por ejemplo, que podemos llegar a un nivel básico de convivencia en que, por ejemplo, todos apoyen ideas que ayuden a todos. Pues unidos es que los escritores y artistas de, por ejemplo, Chile, se fajaron contra su Estado para lograr apoyos, y juntos pudieron beneficiarse.
Pero entre nosotros el enemigo número uno de las iniciativas en pro de la cultura es el colega, hegemónico real o hegemónico aspirante, que cree que tiene que aprovechar él solo y a la porra los demás, sobre todo los que le caen mal. Cuando seamos comunidad empezaremos a caminar.

Carlos Vargas

Sonia Betancort dijo...

Cómo me apena leer esta situación. Conocí a Alejandro Romualdo en Salamanca (soy española) en los noventa, y al escuchar este poema Coral temblé como cuando nos estremece lo bello de un cachetazo. Si puede contribuir en algo el que yo piense que efectivamente somos deudores de palabras como las suyas, valga esta opinión.
Sonia Betancort

Anónimo dijo...

A Romualdo lo mató la izquierda...

Anónimo dijo...

Otro blog que nació para morir en menos de una semana. Igual que el de Oscar Malca. Qué lástima.

javier dijo...

Al anónimo del 9 de enero le pido paciencia: Trabajo a sacudones y ya mismo les mando otra batería de posts. Más bien gracias por vuestras expectativas. ESTO RECIÉN COMIENZA (haw, haw, haw).

Anónimo dijo...

Ah bueno, así pos si...

Anónimo dijo...

¿Alguna novedad?

Anónimo dijo...

por si acaso ya estamos a 16 de enero...

javier dijo...

Yaaaaaaaaaaarghhhh!!!!!!!!

Anónimo dijo...

Jajaja...bien por la actualización.