lunes, 22 de diciembre de 2008

EL OCASO DE LA CUMBIA (post musical, youtubero y vacilón, va por las Fiestas)




Sí, hoy hablamos de música y vacilón ¿Qué pasa? La cultura popular también es eso. Y la literatura también, que no todo va a ser hablar de premios Copés y Varguitas haciendo footing. Y, para variar, vengo de aguafiestas.

Este año que termina ha coronado a la cumbia norteña, con la cual ha bailado (y cantado, y chupado) casi todo el país. Por encima de la mafia musical de Miami, la cumbia pituca, , el movimiento reggaetonero, la salsa chalaca o las divas folklóricas (me parece ocioso acá citar géneros recontraminoritarios como el rock peruano, el jazz nacional o los restos de nueva trova limeña); hoy lo que manda es el Grupo 5, los Hnos Yaipén, los Karibeños y otros émulos del Sólido Norte, al punto que encontramos cierta lógica que éstos se hayan convertido en la banda sonora del segundo alanismo.

Sin embargo, aviso, ese esplendor ya toca a su fin. ¿Por qué? Por esa maldición de gran parte de la música comercial peruana: la virtual ausencia de creadores.

Hace unas semanas en La Casona se celebró un sugerente conversatorio sobre música y salsa. No solamente participaron periodistas, poetas y científicos sociales, sino también intérpretes y productores de nuestras industrias culturales patrias. Y estos últimos recalcaban algo básico: La poca competitividad de nuestra música a nivel internacional. Causas teníamos varias: La escasa capacidad inversora de los productores, la ausencia de departamentos académicos de enseñanza musical, la competencia desleal de la piratería, etc. Pero había algo fundamental: La poca capacidad creativa de nuestros músicos.

Y es que crear es algo complicado, implica inteligencia, arte, dedicación y cierta independencia moral. No es algo que abunde así nomás. Lo que sí encontramos en todas partes son plumas mercenarias, copiones profesionales, bragados mermeleros y mucho mediocre. Eso termina hundiendo no solamente nuestra presencia a nivel global sino –a la larga- liquida la durabilidad y trascendencia de incluso nuestros géneros más exitosos.

Para nuestra cumbia norteña hubo un momento rompedor (basado en la reutilización de la antigua cumbia tropical peruana) que dio cuenta de notables productos, gracias a la creatividad de todo un señor llamado Estanis Mogollón (autor, por ejemplo, de ésto). Luego de la breve primavera, nuestros grupos bandera de cumbia tuvieron que buscar cómo mantener el éxito del género. Podían haber intentado crear más, buscar temáticas y sensaciones distintas al manido tema de “adiós maldita, te dejo pero te amo” que machaconamente se repite en varios hits. Pero se echó mano de lo más fácil y eso fue buscar otras versiones de lo mismo. Así se adaptaron descaradamente viejos éxitos del Puma Jose Luis Rodriguez , hits de la canción romántica italiana de los años setenta o se copió sin roche este conocido tema mexicano (cuya agresividad machista alcanza niveles que el Perú no se dan, quizá de ahí el morbo y el vacilón).

Pero el año se acaba, viene el verano y el público inicia un nuevo ciclo de consumo (vieja ley de la música comercial: todo tiene su plazo, no puedes continuar indefinidamente dando lo mismo). Y el resultado ha sido volver a copiar, y esta vez se ha echado mano de viejos y recientes éxitos de la música andina, tanto en su vertiente tradicional como en la más pop. Así, se ha cumbambiado –valga el neologismo- tanto un éxito del malogrado autor ayacuchano Paul Trejos como este bombazo del chichafolk peruano.

Pero lo que me ha puesto los crespos hechos es la adaptación morbosa y simplona de un viejo (y entrañable) taquirari del oriente boliviano, El sombrero de Saó, masacrado a conciencia por nuestros exitosos grupos y convertido en este nuevo superhit. Si revisan los comments del youtube es explicable las airadas protestas de los internautas del altiplano que ven cómo el Perú de Alan les roba y degrada pedazos de la cultura de un país que está ahora en pleno auge nacionalista (para bien y para mal, porque allí se bronquean por la versión punkcruceña de la mencionada canción).

Como ahora esa música llenará todas las macrodiscotecas y fiestones de fin de año, los profesionales del género están felices. Pero no se fijan en que no hay síntoma más claro del ocaso que la recurrencia casi mecánica a la copia y a la segunda mano. La inspiración –que en algún momento la hubo, al elegir las canciones por ejemplo- ya se acabó, ahora solo queda meterle metales, bongós y coreografías a lo que venga.

No siempre fue así. Ahora en el Centro Cultural de San Marcos podemos ver una extraordinaria exposición sobre el folklorismo de masas en el Perú, aquella aventura entre artesanal e industriosa, en parte telúrica y en parte oportunista que terminó levantando la música popular en primer plano y cambiando definitivamente el ecoambiente sonoro de este país.

El desprecio por la creación y la apuesta por la adaptación fácil no son algo gratuito. Se relacionan claramente con la ruina de nuestro sistema educativo y el desdén del Estado, las clases dominantes y sus poderes fácticos por la cultura: Un país donde se valora más la construcción de una autopista por encima de la infraestructura universitaria y el patrimonio arqueológico, donde bibliotecas o museos son vistos y usados como salas de banquetes y conferencias, donde la tacañería del Estado convierte a encomiables profesionales de la cultura en víctimas vulnerables, donde se censuran creaciones con total impunidad, donde a la hora de crisis se evidencia que la cultura es la última rueda del coche. Eso es lo que hay.

En ese país ¿es de extrañar que hasta sus músicos más exitosos terminen plagiando? Es más ¿es de extrañar que a amplias masas les guste disfrutar de plagios atroces y adaptaciones baratas?

Total, como los chilenos han terminado copiándonos, no pasa nada, nos sentimos chéveres y en las nubes. Chupa nomás y seguimos bailando.

Y no es justo para un género que ya se ha ganado un nombre propio.


*La imagen, sacada de una preocupante noticia de carabayllo.net

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Es evidente la falta de compromiso del Estado con la cultura. Incluso hace unas semanas me comentaron que la biblioteca nacional estaba en problemas de pago de agua y luz. De otro lado, ¿que genero musical es importante en nuestro pais?
Viste la encuesta de la http://agendaperuana2008.blogspot.com/

(No tengo tildes en este teclado, ojala se entienda)

Carlos dijo...

Quizá no sea algo característico del ocaso, sino de toda la vida...

Despues de leer este post pareciera que no es casualidad que el mayor exito de Juaneco y su Combo, "Mujer Hilandera", sea un remake de una canción brasileña llamada "Mulher Rendeira" antes que un tema original como la gran mayoría cree.

Muy buen post. Saludos,

javier dijo...

Carlos:

Habría que diferenciar lo que es un sincretismo cultural, un intercambio musical, estar bajo la influencia de una tendencia; con lo que es simplemente copiar. Buena parte de la cumbia peruana ha sido casi siempre un encuentro de diversas matrices culturales (la cumbia colombiana y sus derivados, el rock psicodélico, las distintas variedades del huayno) y la primera cumbia tropical peruana estuvo también bajo la influencia de la música brasileña. Lo penoso sería que Juaneco se la pasara toda la vida copiando hits brashicos, cosa que afortunadamente no ha hecho. Sé que algunos grupos de Ucayali y San Martín han adaptado un par de célebres narcocorridos al esquema musical local, no me parece mal. Lo fregado es que el día menos pensado nos pongamos a piratear y cumbiambear en masa a Los Tigres del Norte o a los Canelos de Durango, confundiendo la influencia o el mestizaje por el saqueo puro y duro en aras de efímeras audiencias.

Anónimo dijo...

En un comentario de agosto yo
ADVERTIA sobre lo que se cocinaba en el INC con la plata de IBERECENA. Decía: "Ojo ilustrado ronsoco con las adjudicaciones de esos dineros de todos este año. Uno de los tipos mas elitistas, de una de las organizaciones profujimoristas que fue parte de esa corte del INC el año anterior este año quiere ser ganador de la financiacion. si!!!! "
Ahora pasa que SE CONSUMÓ la conchaza: el INC adjudica uno de los pocos fondos concursables disponibles para "democratizar la cultura" a quién??? al ICPNA del fujimontesinista Kruger!!! Le da casi S/.100,000 soles (el mayor dinero de todos los que ha otorgado) para su festival en Miraflores. Para q cobre 40 soles la entrada al empobrecido publico.

Una perlita adicional... me confirmaron anoche en reunion con gente muy seria que el gran decididor, asesor con incontestable poder para adjudicar el dinero ha sido desde el año pasado: el señor Fernando Torres el mismo Director del ICPNA!!! Juez y parte!!! No hubieron otros proyectos de teatreros de provincias?? y el FESTA, y el Fiteca? Tienes razon ronsoco ilustrado el INC se pudre...

JAIR

Unknown dijo...

Los Bareto no tocan mal, pero tampoco son la gran cosa como para justificar la parafernalia con que empiezan a aureolarlos los medios de incomunicación masiva. Hace lunas estuve por algunas discotecas de la Lima siniestra (Gótica, Sargento Pimienta, Peñascal), de la mano de Dulce, una ninfeta nocturnal natural de Taranalga, quien me condujo maternalmente por estos parajes infames en donde la burguesía celebra los éxitos del segundo alanato. Pues bien, en una de estas tocaban nada menos que los neocumbiamberos Bareto.

Cien chiquillas descocadas (por lo menos la mitad eran Católica Letras y la otra mitad, bueno la otra mitad, eran también coloraditas trabajadas en la moda étnica, postmoderna y neoliberal que ha elaborado ese insoportable eslogan que se luce en Metro, Wong, Plaza Vea y en cualquier bodega de esquina: cómprale al Perú, la etiqueta con que el nacional-liberalismo imperante intenta cooptar el cerebro del cholerío) se alocaron más todavía al oír los acordes iniciales de El Aguajal de Los Shapis (algo que sería impensable si la banda fuesen Los Shapis originales, con Julio Simeón Salguerán), se subían la minifalda, se descorrían las diminutos tops, se mesaban los cabellos y gruñían como posesas. Dulce se reía de buena gana, bailaba más enloquecida que las pituquitas neocumbiamberas y los muchachotes erectos que hacían de comparsas de las adolescentes, no disimulaban en el rictus de vergüenza de sus rostros el malestar ocasionado por verse obligados a mover el esqueleto al ritmo de tan infamante música. De pronto, mi amiga me susurra muy cerca al oido, oy, huambrillo, esto es una farsa, esto de selva no tiene ni su masato. Vámonos de aquí… y nos largamos en medio de Soy Muchacho Provinciano, coreado estridentemente por la pituquería snob que de seguro escucharon esta canción cuando niños en el cuarto de la empleada doméstica, que a escondidas sollozaba con este himno chacalonero cuando desde los cerros de la periferia descendía la indiada que invadiría los otros cerros, los de La Molina y Las Casuarinas, como empleadas, obreros, panaderos, guachimanes. Qué ironía, ahora los hijas de esta burguesía parásita, iletrada y retrógrada, bailaban coreando, chillando y ofreciéndose en bandeja al ritmo de la denostada cumbia peruana.

Coincido pues con usted, estimado Gárvich en que esta apuesta que hace la lumpenburguesía al depositar en Bareto el destino de una vertiente de las muchas que tiene la cumbia peruana, es una apuesta por el fracaso. Que han vendido muchos discos (disco de oro inclusive), que los apoyan los mass media, que llenan discotecas (discotecas rodhesianas, dignas de Sudáfrica pre Mandela) y que, al igual que Gastón Acurio, trafican con un conocimiento ancestral popular, ellos en música y éste en cocina, es una verdad a gritos.

Pero, ¿y qué? ¿Quedarán estos remakes de los “chicos” de Bareto, como han quedado para la historia cultural peruana las canciones de Los Destellos, Maravilla, Cuarteto Continental, Cuarteto Universal, Los Diablos Rojos, Los Shapis, Los Mirlos, Pintura Roja, el primer Aguamarina, incluso el Chacalón del grupo Celeste?

La puticumbia (todas las cholas pechugonas y arribistas de la tecnocumbia amantes de los narcotraficantes) y la onda nortina última (los Yaipén, Cinco, Karibeños, América, etc.) no merecen mayor mención. Salvo dos o tres creaciones particularmente talentosas, el resto es sencillamente BASURA masmediática, enfebrecida por los medios de idiotización masiva. Un pueblo embrutecido por casi 20 años de liberalismo económico, corrupción generalizada y bastardía de su clase política es pasible a cualquier engaño.

¿Qué refleja esa onda cumbiambera norteña?

Musicalmente es lo más llano y primigenio, un tondero electrónico sincopado que cala en los sentimientos engañados de machos y hembras, una exaltación de la falsa conciencia de un pueblo bestializado.

Temáticamente, porquería absoluta: envilecimiento de la mujer (malvada, maldita, engañadora), envilecimiento de la relación de pareja, emputecimiento de la masa amorfa proveniente de un pseudomestizaje traumático, violento, irresoluto.

Económicamente, pues estos cholos se están llenando de plata a costa de los jaranos, los borrachos y los débiles mentales.

La música entendida como ritmo, armonía y melodía, está totalmente ausente en esta explosión de CUMBIA NORTEÑA, PUTICUMBIA ESTRIDENTE, CUMBIA PITUCA y cualquier otra vertiente que no refleja el alma de un pueblo que en sus facciones más avant garde y conscientes resiste a brazo partido el embate del nacional-liberalismo del delincuente genocida Alan García Pérez.

Ahora sí, salud, estimado Gárvich, siempre en la línea del frente y a bailar con Los Destellos en Año Nuevo.

PD: A propósito, ayer veía un vídeo del primer Pintura Roja, cuando cantaba La Princesita Mily (Milagros Soto), en aquellas épocas cuando en las actividades que Pepe organizaba en las zonas libres se cantaba y coreaba Proletario Soy, campesino soy, El teléfono, El Aguajal, Petizo. Desgraciadamente la Princesita Mily fue agredida brutalmente en Tingo María (hasta ahora no esclarecido, dicen que fue por negarse a otorgar favores a un milico narco), tal vez aquello determinó que Mily torne al evangelismo y abandone la cumbia, pero ayer que veía los vídeos, qué diferencia en el baile, la vestimenta, la temática de este grupo (quizá algo kitsch, pero vamos, con lo de ahora, puajjj!) con la actual puticumbia propalada funestamente por las radios, difundida en la tv y los diarios. Qué dulce y qué linda la Princesita Mily, sin caer en la grosería y la vulgaridad chabacanas de las las “cholas-bellas” que sólo saben mover el culo.


G. Vecco

Anónimo dijo...

tire mi piedra , debio ser la 2da piedra calculo, pero al parecer solo publicas lo q te simpatiza o no se q habra pasado.

es bastante cavernario moderar los comentarios. PQ NO DEJAS Q LA GENTE COMENTE LIBREMENTE?

saludos

javier dijo...

Lucho:

Debe haber algún error porque yo no suelo bannear a quienes comentan con nombre propio, como es tu caso. Alguna vez a algún anónimo cuando se pone insultar.

Tú sabes que las puertas para tí estarán siempre abiertas, así que vuelve a poner el comment, por favor.

javier dijo...

Giugliano:

A ver si se anima a hacer un blog para que coloque todos esos sabrosos comentarios en su propia cancha.

Los videos de la Princesita Mily ¿estan en el youtube?

Unknown dijo...

Gracias, Javier, por permitirme abusar de su paciencia y utilizar el espacio ajeno.

Salud y República.

G. Vecco

Anónimo dijo...

ya demasiaa tropicombi