jueves, 8 de octubre de 2009

LA HISTORIA DE AMOR DE UNA SUECA Y VARIOS PERUANOS





No, no hablamos de un ménage à trois, ni de un gang bang, ni de un bukkake, ni de cualquier otra de esas prácticas sexuales que solamente existen en la fantasía de la mayoría de los peruanos. Tampoco vamos a referirnos a alguna historia de bricheros, que de eso ya tenemos harto y bastante.

No, les voy a contar un cuento, alguno de vosotros posiblemente ya conozca el final.

Hasta hace unos meses muy pocos paisanos sabíamos quién era Stieg Larsson; de hecho sabemos muy poco de la literatura sueca más allá de los cuentos para niños de Selma Lagerlöf, las policiales de Henning Mankell y, claro, el rollo de los premios Nobel. Así que Stieg Larsson nos podía sonar perfectamente como un baterista del grupo ABBA o el último fichaje del Barcelona FC (que, por cierto, esta temporada fichó a un sueco).

No, Stieg Larsson es uno de esos quijotes que surgen de cuando en cuando. Rebelde, feminista convencido, defensor de los derechos de los inmigrantes, antiguo militante de las juventudes comunistas (dentro de lo que pueda significar ser comunista en Suecia) y paladín del periodismo alternativo escandidavo. Larsson no se cortaba a la hora de investigar a la actual extrema derecha sueca (sus orígenes nazis y sus conexiones con la gran banca), de criticar los abusos de poder del Estado o de denunciar los espejismos del paraíso escandinavo. Fue amenazado de muerte por los neonazis suecos durante lustros y eso motivó que nunca se casara con la compañera de su vida. Desde la pequeña revista Expo, se dedicó a combatir la hipocresía y los demonios de su sociedad.

Pero Larsson también era un apasionado de la novela negra y nunca se olvidó de su vocación de escritor. Vocación que estalló a los 45 años cuando decidió -de manera divertida- escribir un best-seller que se convirtiera en el Plan de Pensiones para él y su pareja. Fumador, trabajhólico e irreverente; escribió tres tomos de un tirón que, dada su fama de periodista de calidad, no tardó en encontrar editor.

En el 2004, semanas antes de la publicación de su obra, Stieg Larsson murió de un ataque al corazón. No solo no pudo ver el éxito global de su trilogía sino que su padre y su hermano (que siempre despreciaron a Stieg por sus ideas y por no querer hacer plata como todo el mundo) heredaron los derechos de autor haciéndose asquerosamente ricos mientras su ex-pareja no recibió un solo céntimo, dada la ley sueca que no reconoce sucesiones en parejas de hecho no inscritas públicamente. Perra suerte, o quizá el postrer capítulo de la obra de Stieg que, en lo fundamental, es una ácida crítica de la sociedad sueca, democrática y progresista de boquilla, pero terriblemente indiferente frente a las injusticias que aparecen en sus narices.

El caso fue que, hace tres meses, me enteré de estas cosas zappeando el canal de Televisión Española, alucinando cómo los madrileños hacían unas colas inmensas para conseguir su último libro traducido. "Bah, otro bestseller de mierda" mascullé, ya que eso pienso de El niño del pijama a rayas o la popular tetralogía de Stephenie Meyer. Además, "lo caro que estará ese libro cuando llegue a Lima".

Llevando consigo esos pensamientos cascarrabias, me metí por una de mis calles favoritas, Quilca, de la que les he hablado antes extensamente. Y dio la casualidad que en la misma noche en que ví el informativo de la televisión me encontré con...¿quééé? En efecto, con una cuidada edición pirata de la primera novela de la trilogía de Larsson Los hombres que no amaban a las mujeres, trece soles, la compré al toque. Enganchadísimo, me la leí en un dos por tres y ya estaba buscando el segundo volumen con la ansiedad de un toxicómano. A la semana siguiente, en Quilca lo encontré. Y así empezó el romance.

Se llama Lisbeth Salander

Lisbeth es el gran personaje de la novela. Ella es una jovencita escuchimizada, sociópata, con una saludable desconfianza frente a las instituciones públicas, bisexual, boxeadora a pesar de su frágil contextura y extraordinaria hacker que, a sus ventitantos añitos, nunca terminó el colegio. Víctima de una cadena de injusticias de la cual son responsables directos los principales poderes del Estado; Lisbeth desarrolla un pensamiento propio condensado en un feminismo radical y en una convicción eufórica de supervivencia. Huérfana de ideologías y teorías, Lisbeth se enfrenta y juzga a la sociedad desde una cruda ética nacida en la reflexión de su propia experiencia como víctima: "No hay inocentes, solo diversos grados de responsabilidad".

Lisbeth es capaz de desfigurar a un sádico jurista para que no la vuelva a tocar, aprovecha la guerra periodística contra un oligarca mafioso para meterse en su computadora y saquear su cuenta financiera, se regodea en la violencia que inflinge a psicópatas, asesinos a sueldo o machistas extremos como un elemento más de su propia concepción de defensa personal. No tiene amigos aunque preserva un sentimiento de lealtad y tácita solidaridad con los indefensos (sobre todo indefensas). No tiene pareja estable, pero gusta del sexo intenso si se presenta la ocasión. Ignorante de las humanidades y las artes, su única pasión fuera de la informática son las matemáticas puras. Casi no habla, casi no sonríe, actúa mediante una aplastante y políticamente incorrecta lógica: "Ese tipo odia a las mujeres, es otro cabrón, no hay sitio para los cabrones en este mundo".

Lisbeth ayuda a un periodista free-lance (alter ego idealizado del propio Stieg Larsson) en campañas quijotescas: Desafía a imperios financieros, tasajea los brazos torcidos de dinastías industriales, hace frente a todo el aparato de seguridad sueco, no se cansa de señalar públicamente a funcionarios corruptos, policías machistas e intelectuales mentirosos. Aunque eso la convierta en una marginal.

Porque a primera vista, a los ojos bienpensantes del hombre común, Lisbeth es una transtornada mental, un detritus patológico que se escapó de los inmaculados servicios de salud para arremeter y alterar el curso normal de la pacífica y democrática sociedad sueca. Los periodistas la describen como una terrorista media loca con el gatillo fácil, los policías la ven como una serial killer heredera de una banda de lesbianas satánicas, los médicos la consideran pura carne de psiquiatría, los jueces esperan hacer carrera política deteniendo quien consideran poco más que una iracunda asesina juvenil.

Y sin embargo la realidad es radicalmente distinta. Ella, contradictoria y huraña, es la buena de la historia, ella tiene la verdad de los hechos frente a la mentira mediática, ella defiende la libertad de ser frente a una sociedad que necesita etiquetarla como pasaporte de normalidad ciudadana. Ella tiene como pares de desventuras a putas explotadas, inmigrantes refugiados, periodistas disidentes, rockeras freaks, informáticos antisociales, un jubilado apopléjico y jóvenes sin un centavo. Sus enemigos, por contra, son altos funcionarios, doctores, respetados capitanes de empresa, matones de toda laya, personajes mediáticos y hasta ex-agentes de la GuerraFría.

Lisbe
th no es Lara Croft, ojo. No es una máquina de acción. Ella usa su violencia y su ira no solamente como mecanismo de defensa sino en oposición a la violencia estructural del sistema. Su sociopatía no es una disfunción psíquica sino un producto de los sufrimientos que las instituciones y la sociedad civil le propinaron desde niña. Sú praxis es una sugerente fusión de anarquistas del siglo XIX, punkies del class war británico y nuevas tecnologías contraculturales. Lisbeth es un símbolo de la oveja negra, del derecho a decir no, de la sospecha del poder como prueba de inteligencia.

Todo esto lo construí mientras devoré los otros dos tomos de la trilogía, todos comprados en las generosas galerías de Quilca. Sí, nuestra industria pirata patria no esperó a que se agotaran los primeros stocks sino que apostó por toda la saga. En un par de semanas estaban los tres libros mientras en las librerías de postín recién colocaban el primer tomo en sus estanterías. Una orgullosa empleada de Crisol me dijo que el tercer tomo llegaría a comienzos de octubre. No quise bajarle la moral respondiéndole que en Quilca hace rato que tenían la coleción completa. Y algo más: Así como es común ver las novedades cinematográficas en DVDs piratas antes que las pongan en cartelera, ahora se ha dado lo mismo en el campo editorial al venderse las copias antes que el original aprezca en las librerías. Y creo que es la primera vez. Tener La reina en el palacio de las corrientes de aire ayer y a trece luquitas en vez de esperar meses para ver como accedo al mismo libro pagando noventa solazos, tiene un nombre para mí: satisfación.

Y así, como un nuevo converso, hastié a muchos de mis amigos hablándoles repetidamente de esos libros. En muy poco tiempo me di cuenta que no era el único. Muchos , de alguna manera, llegamos a Lisbeth Salander por diversos caminos. Algunos habían leido algunos sueltos en los periódicos, otros se enteraron por los blogs y siempre estaba el boca a boca (otros pesados como yo, que les hastiaron antes). Profes de filosofía, activistas universitarios y, como no, escritores; todos prendados de esa antiheroína llena de tatuajes que se alimenta casi exclusivamente de leche y pan-pizza. El último en ser flechado, adivinen quién fue.

Para quienes recién se han enterado un poco de que iba esta historia, deben ya tomarme como otro pesado ¿Tanta bulla por un bestseller policial? ¿Es esa tu historia de amor?

Es mucho más: Es denuncia de las mentiras de nuestro tiempo, es la propuesta de un tipo de ética en un mundo sin ideologías, ni grandes relatos, ni ningún tipo de sentido común que no sea ganar dinero. Es una propuesta de lucha y de justicia más allá de lo políticamente correcto e incluso de la visión convencional de los Derechos Humanos. Es una reivindicación atractiva del feminismo como ejercicio de pensar decentemente. Es también una manera de ver cómo se construye un siglo XXI bastante distinto del anterior. Es una manera de querer al ser humano, de redescubrir el empeño de las personas sencillas, vulnerables e incluso indefensas por no rendirse.

Esas personas pequeñas, con sus propias cualidades, que se niegan a pactar para ser como los demás; son un tesoro incalculable en los tiempos que corren. Y, afortunadamente, no son tan escasas en el Perú. Aquí siempre nos encontramos con esas Lisbeth Salander cobrizas, chatas, calladas pero decididas. Todos los peruanos llegaremos alguna vez a encontrarnos con una Lisbeth.

Hace años yo encontré a una. Y espero muchas más.

(En la portada, la actriz Noomi Rapace interpetando a Lisbeth en la versión fílmica de Los hombres que no amaban a las mujeres. A ser sinceros, yo me la imaginaba de otra forma)


19 comentarios:

compañero prostático dijo...

Javicho, yo creo que nadie se rinde. Solo que unos nacen para luchar y eso es lo realizarán durante su existencia; y otros nacen para depredar. Y me parece, no estoy muy seguro, pero creo que tambien algunos nacen como zombies inmutables.

Deborah dijo...

Que bueno que te hayas enganchado con la trilogia, he dedicado varias paginas de blog a Millenium. Como dice VLL nos hemos quedado huerfanos. Si el autor viviera podriamos leer los 10 tomos que habia planeado.
Pero te falta calletano, hay que pensar como Lisbeth y buscar el pdf del libro en la red. Si veo los originales me los compro, pero no pude esperar. Quilca esta a 8 horas por avion de donde estoy, es una pena.
Segun las malas lenguas hay un cuarto libro pero por lo mismo que dices de los derechos no sera publicado, lo tiene la pareja de Larsson.

Deborah dijo...

Si tienes algo de Lisbeth no es dificil que encuentres la pelicual que nunca pasaran en Lima. Escoge la primera.
http://www.megavideo.com/?c=search&s=hombres+amaban

compañero prostático dijo...

...estamos huérfanos?
el único huérfano será Vargas LLosa, que se muere por el Premio Nobel. El día que se lo otorguen, ese premio valdrá poca cosa.

turrón dijo...

Oiga, Jr. Quilca queda cerca de la Plaza San Martín, no?
Ah, ya...ya...ya me ubiqué.
pero......bueno, no sé.
En fin, la literatura te lleva por diferentes caminos.

javier dijo...

Antes que a Vargas Llosa, el nobel se lo darán a Carlos Fuentes, que ha creado menos anticuerpos entre el gremio y cuenta con el apoyo de las poderosas industrias culturales mexicanas. La única esperanza de don Mario, mira por donde, es que se muera antes don Carlos.

Le piupiu dijo...

Si se muere Carlos Fuentes de viejo y no encuentren a nadie para darle el Premio Nobel, hacen una lista de 10 escritores peruanos, donde figuren: Bryce Echenique, Julio R. Riveiro, Jaime Baily, Beto Ortiz, Los Hnos. Yaipen, entre otros, y al último...ponen a Vargas LLosa. Un Premio Nobel compartido entre 10 peruanos distinguidos para....que no jodan.

Deborah dijo...

Jajaja, si algun dia leo a Vargas Llosa vere si se merece un Nobel, pero tengo una cola larga de escritores por leer.

Instantaneas dijo...

O sea, mi querido Javier, qué ese best-seller es, además, una buena novela? Me puedo fiar de tu consejo... o será q a mi amigo Javier también lo ha comprado el capital para vender bien la novela en el Perú? :)

La cosa es q tu artículo me ha hecho... buscar más información! Me la tendría q leer...

un abrazo amigo

Instantaneas dijo...

y otra cosilla más, leyendo el resto de comentarios me doy con que... Vargas Llosa era un posible candidato a los Nobel este año también? Es eso cierto? Todavía tiene posibilidades este hombre? Eres tú la persona adecuada para responder a esta pregunta, mi querido y "llosafóbico" amigo? ;)

(esto sería más bien un email personal q un comentario, no?)

un abrazo mi querido amigo

Feliciano dijo...

Oe, Javicho: Guárdame esos libros y me los pasas. Pa' ver.

Feliciano.

javier dijo...

Difícil, hay cola.

Javancho (mitad jabalí, mitad chancho) dijo...

Compañero, responda la pregunta de que si Don Mario todavía tiene la posibilidad de ganar el Premio Nobel. Si es que algún día la tuvo, supongo yo. No sé, creo que Javancho tendria más posibilidades...

Anónimo dijo...

oE!

Qué pasa con mi tía Selma Lagerloff?

El maravilloso viaje del pequeño Nils es espectacular!

Basilio Auqui

javier dijo...

Vanessa Rodríguez me alcanza este comment:
...es posible q a MVLL no le den el nobel, pero eso no será de lo mejor para nosotros, mas aun cuando el nivel parece no mejorar. Y no lo digo por "peruana", es solo un minimo de reconocimiento a su produccion, que aun cuando no sea de mis favoritos, no veo porque seguir con el juego de "el eterno nominado" ¿para qué?

Lizbeth Alvarado Campos dijo...

Me gustó mucho tu post. Llegué a tu blog por casualidades de la vida, como se encuentran las cosas interesantes, sin buscarlas =) Ah, yo me llamo LiZbeth, qué casualidad.

Mario MC dijo...

A buscar el libro, luego la pela.

Luis Ramos Choqueconza dijo...

Rarazo, vi el primer libro en tantas estanterías y no le di la más mínima importancia porque pensaba que era de autoayuda o algo asi (jalón de orejas pa mi) y recién leyendo un update de Twitter de Teresa Ralli me di cuenta que era otra cosa, al toque fui donde mi librero de confianza (cuadra 7 de Grau más o menos) y por 24 lucas me hice de los tres tomos.

Acabo de devorar el primer libro y no puedo menos que declararme rendido a los pies del sueco genial, hace cuanto no sentía esta emoción? no poder dejar el libro, quiero decir no poder físicamente separarme de esas hojas? (Miguel Strogonoff, El padrino, La trilogía de Asimov, alguna de Agatha Christie...)

Gracias Larsson por esta delicia, haré hora para pasar al segundo libro, no quiero que la saga se me escurra de los dedos tan facil, es un tesoro.

javier dijo...

¡¡Otro flechado más!!