No, no me refiero a la Lima de las combis, ni a esa Lima que imaginan los guionistas de Al fondo hay sitio, ni siquiera a la Lima pituca de calles sin veredas con cinco centros comerciales y ninguna biblioteca. No, hablamos de una municipalidad que, en seis años de millonarios ingresos, apenas si ha invertido algo en el arte y la cultura.
Ya llegan las elecciones (Ja, ja, ja como cantaba Ruben Blades en Maestra Vida) y todos los ciudadanos tenemos que recibir diariamente una catarata de mentiras en forma de promesas electorales. Y los limeños en particular sufrimos más, teniendo en cuenta que esta ciudad está sometida a unos medios claramente censurados: los noticieros y periódicos –con muy pocas excepciones- se ocupan en un 90% de crónicas policiales y farándula. Para encontrar noticias sobre cultura, arte o derechos humanos hay que acudir a medios alternativos o semiclandestinos.
Lima es la ciudad que recauda la mayor cantidad de dinero por impuestos. La municipalidad de Lima es el consistorio más rico del Perú. ¿Puede uno deducir que, como consecuencia, es el municipio más culto de nuestro país?
No solamente no lo es sino que está bastante más atrás de otras ciudades que no cuentan ni con la centésima parte de dinero que maneja la capital. Y si hablamos de literatura, peor todavía.
En Huamachuco se decidió destinar el total de presupuesto participativo al sector cultura.
No quiero esconder las contradicciones, problemas, deficiencias e incluso taras que los municipios mencionados puedan tener. Ni tampoco decir que Castañeda no hace nada por la cultura: De hecho, en la web municipal de la gerencia de cultura (mucho más activa y actualizada que la que tenían hace dos años, cómo se nota que estamos en carrera electoral) uno puede ver varias iniciativas al respecto que realizan.
La cuestión es la paradoja de ver cómo en otras partes del Perú, sin los súper millones del presupuesto municipal limeño, se invierte en cultura mientras que la capital cree que cultura es organizar desfiles militares de escolares o macroconciertos de cumbia en
Se trata de voluntad política, de entender la cultura como una inversión y no como un gasto. Desgraciadamente, la inmensa mayoría de nuestra clase política todavía ve la cultura como un mero adorno, un decorado de quita y pon, algo bonito pero de lo cual se puede prescindir. En Lima, el alcalde -y posiblemente la mayoría de los limeños- consideran que más importante es una clínica de pago que una biblioteca gratuita, una autopista de tres carriles que un centro cultural para jóvenes. Nos hemos resignado a pagar para acceder a espacios que antes eran un derecho ciudadano (yo, hace algunos años, no pagaba un solo sol para entrar aquí o acá). Incluso creemos que lo gratuito, por serlo, ya es algo malo o sospechoso. Y que el sector público puede regalar cheques en la Teletón o cobrar peajes abusivos, pero nunca financiar escuelas de teatro, conservatorios o pinacotecas para todos los limeños.
Sí, la idea de combatir la delincuencia con cultura acá es recibida con desprecio e hilaridad, cuando en Medellín ha funcionado. La posibilidad de organizar orquestas sinfónicas juveniles para erradicar el pandillaje en Lima es percibida como una soberana tontería, cuando en otros países es algo asombrosamente normal. La cantidad de instituciones e iniciativas que gestionó la municipalidad de Curitiba para convertirse en la ciudad más ecológica de Sudamérica acá serían vistas como una tomadura de pelo.
Hoy los candidatos te prometen el oro y el morro (acá hay un excelente resúmen de sus propuestas electorales en política cultural) y a más de uno se le nota que miente descaradamente: Conchas acústicas en casi todos los distritos, red de gerentes culturales, premios literarios, escuelas de arte, una editorial municipal popular, etc. ¡es tan fácil hablar! Mientras tanto la ciudad intenta (sobre)vivir sin un museo de arte contemporáneo, con poquísimas bibliotecas públicas, con salas de teatro carísimas, parques enrejados, sin posibilidad de escuchar gratuitamente música sinfónica y cuya oferta cultural se reduce a la que buenamente nos dan algunas universidades y centros culturales de países extranjeros.
Eso sí, con cumbia gratis, fútbol para todos en la Plaza de Armas, fina telebasura y una prensa sensacionalista que se ha convertido en el principal menú cultural de limeño común y corriente. Lima es una inmensa combi en la que juntos enfilamos al abismo riendo, chupando, cantando, festejando.
Festejando no sé qué.
5 comentarios:
Javier, qué le puedes pedir a los cerdos (dejarlos que se sigan revolcando en el lodo, la biblia dixit; aunque el cerdo transgénico ya sabe que solo tiene que comer). Sobre la fisiocrática palabrita "cultura" mucho y nada se ha dicho, de ahí que no hay mucha diferencia semántica(cultivo-cultura) entre cultivar una papa y culturizarse con un tratado sobre la papa, aunque uno indique necesidades gastronómicas, y, otro, indique asuntos intelectivos. A veces quisiéramos que vuelva el ruso Kirillov para gritarnos que "hay que quemar a los rafaelistas y destruir toda la cultura burguesa"; o que vuelvan los fascistas (tipo el miserable de Goebbels) quienes a pesar de sus ideas torcidas dieron un impulso al arte en el "volk"(atrabiliarios no malinterpretar esto). Quizás siguiendo esto el rollizo sachapresidente García haya creado ese entuerto llamado "Casa de la literatura", la que deberíamos de usar con conchudez, pues está financiada con nuestros tributaciones. (la "casa españa" está financiada con recursos de la corona española, plata que nos saquearon en épocas de la colonia).
Propongo tomar la cultura por asalto (huelga a decir: no malinterpretar esto).
Slds.
En efecto, una ciudad capital solo en descripcion. Falta de amor por la cultura de sus dirigentes o mucho esfuerzo invertido en forrarse los bolsillos, hacer viajes subsidiados por los ciudadanos y promocionar chicha...
Vi un especial, creo que en canal N, acerca de la sinfónica venezolana en la que participaban decenas de muchachos venezolanos (no solamente caraqueños) de los barrios más populares del país, de todas las razas y todas las clases sociales.
El grupo, liderado por un brillante y jovencísimo director de apellido Dudamel, dio uno de los conciertos sinfónicos más aplaudidos en la misma Alemania.
Es parte de la obra cultural del gobierno bolivariano.
En el Perú acaban de nombrar a un ministro de la cultura (sic)... pero con la otra mano decretan leyes lesivas contra el pueblo inerme y terriblemente inculto... ¿Qué hará Ossio Acuña como flamante ministro de Cultura? ¿Permitirá la opusdeista Cecilia Bákula, su principal asesora, el financiamiento de obras que despierten por lo menos la conciencia artística del pueblo peruano? Porque hablar de conciencia social ya es pedir demasiado.
Ossio es conocido por sus posiciones recalcitrantes en cuanto a las propiedades de las comunidades amazónicas... entre otras cosas más.
Cómo decía Cantinflas, ¿en dónde está la agricultura de estos señores?
Rafael Inocente
javier, Cosas sueltas y quizá ni tanto….leyendo tu post se me ocurre y viene:
-c vallejo es una pistola al cinto (la buena poesía en gnral, lo es), poeta santivañez dixit
-te olvidaste de citar el caso chimbote, donde por ej O. reynoso es el escritor no chimbotano que mas ha visitado dicha tremolante ciudad portuaria, y de hecho a iniciativa de algunos de activistas allí inauguró no hace mucho tiempo , en el celebre burdel Tres cabezas (parte del contracultural tour arguedas), la biblioteca Los inocentes, un acto que, me dijeron, fue grabado y quizá colgado en yotube (sera?), ….tamb me dijeron que la matrona del burdel tomó la palabra, agradeció y fue todo muy emotivo…eso no e s cultura? Seria interesante entrevistar a reynoso al respecto del tema de este post, por ejemplo
-claro que, por otro lado, el bien hecho Centro Cultural Centenario, en Chimbote, tuvo y tiene todo para ser un centro de irradiación cultural, pero según me contó recién su ultima animadora, la propia doris moromisato, quien coordina lo de las ferias del libro en Lima, ese proyecto anda prácticamente sin una cabeza que lo dinamice…asi que debe ir por ahí agonizando y a riesgo d e convertirse si no lo es ya en otro elefante blanco
-y a eso vamos, el asunto es, creo, falta de liderazgo en diversos niveles de la sociedad o sociedades peruana-s para, en efecto, potenciar y multiplicar actividades (re)creativas que a su vez estimulen imaginación, pensamiento crítico y emoción auténtica: tres puntas unidas que al poder autoritario que regenta este herido país le aterrorizan. Asi que esperar o reclamar de autoridades como las que aquí reynan (Sic) desde anticcuo es pedir peras al (o los) chancho, como acota Ybarra en hígado.
-otra: me pregunto si la promoción y activismo culturales, en sus diversas variantes, debieran hacerse en coordinación con las autoridades y gobiernos en el país. Puede ser. Pero me pregunto si eso no resta algo que me parece central al menos entre quienes tenemos claro la naturaleza política (corrupta y antipopular) del poder y sus ayayeros y allegados en el Perú: no restaría ello autonomía? No es esencial preservar y cultivar la autonomía en las mil y un propuestas culturales, antes que hacerlo de la mano de los políticos de turno? Esto ultimo por lo general castra y parametra las iniciativas más radicales y peligrosas de cara al sistema imperante.
-ahí lo dejo, si hay mas ideas o experiencias las comunico.
Felicitaciones, abrazo con martillo y cuchillo.
Cesar Ángeles L. www.intermezzotropical.blogspot.
com
www.intermezzotropical.org
Buen ejemplo el de Chimbote, aunque su vitalidad cultural allí es más producto de iniciativas ciudadanas que de los gobiernos locales.
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