viernes, 9 de octubre de 2009

EL PERÚ Y LOS PREMIOS NOBEL


Aprovechando el tirón mediático de los premios Nobel (no solamente el de Literatura sino también el de la Paz concedido a Obama, lo que ha dado para simpáticas caricaturas) y haciendo caso a buena parte de los comments del post anterior; quisiera tratar un poco sobre la relación entre los premios Nobel y el Perú.

No voy a descubrir la pólvora. Solo recordar que el Nobel de Literatura es un premio que no se da "al mejor escritor del mundo" sino simplemente a un "gran escritor", se premia una trayectoria y no solamente una obra y se da a escritores vivos (a Paul Valery, eterno candidato, se lo iban a dar en 1945, pero se murió). El Nobel se elige de una forma bastante elitista: la Academia solicita a cerca de 700 personas e instituciones de todo el mundo sus propuestas de candidatos. Por lo general, 200 nombres pasan a ser objeto de estudio por parte del Comité Nobel, el cual designa a un grupo de cinco miembros encargados de reducir la lista a otros tantos autores. La criba termina en manos de 18 académicos que deciden quién es el elegido. Así que quien sueñe que recolectando firmas por internet va a lograr que lo inscriban como candidato al Nobel, olvídense. Más valor tiene la sentencia de Marco Martos: "algo que debe hacer todo aspirante al Nobel, es que lo traduzcan al sueco".

De todos es conocido la injusticia en muchísimas de las decisiones de la Academia Sueca, la evidente intromisión de la política en las mismas, los ominosos olvidos de Borges o Tolstói, el andamiaje ideológico de la propia Academia Sueca (muy conservadora durante la mitad del siglo XX, más abierta y hasta progre en la otra mitad) y el tremendo secretismo de sus decisiones. De hecho, todos los expedientes de las candidaturas están guardados bajo silencio absoluto durante cincuenta años. Por lo que los rumores sobre las candidaturas de Vargas Llosa, seguirán siendo rumores durante muchos años hasta que la Academia abra el candado. En todo caso, los curiosos pueden buscar el libro de Kjell Espmark ya traducido al español, donde cuenta -con conocimiento de causa, pues en los años ochenta fue presidente del Comité Nobel- intrigas, puñaladas, serruchos, cantos del cisne y lamentaciones del dichoso Premio. Quilca, publícalo porfa.

Bueno ¿Y el Perú?

Decirles primero que el primer peruano nominado oficialmente a un Nobel fue nada más y nada menos que el presidente Augusto B. Leguía, el primer peruano en salir en una portada del Time, nominado en 1930 al Nobel de la Paz junto al presidente chileno Ibáñez del Campo como recompensa a sus buenos oficios para ultimar el Protocolo de Tacna y Arica. Estuvieron muy cerquita, pero al final la argolla escandinava -que en esa época tenía bastante más cancha- se lo dio a Nathan Söderblom, un pastor luterano sueco. Siempre me he preguntado ¿si le hubieran dado el Nobel a ambos, hubieran mejorado las relaciones entre Perú y Chile? ¿terminaríamos queriéndonos más?

Ah, hubo otro peruano nominado para el Nobel de la Paz. Fue el caso de Mariano Hilario Cornejo, sociólogo positivista y spenceriano, pierolista primero y leguiísta después, diplomático que hizo carrera en la Sociedad de Naciones hasta ser jurista de la Corte Internacional de La Haya y muy conocido en las cancillerías europeas por sus libros sobre Relaciones Internacionales. Fue nominado repetidamente durante los años treinta, contando con el fiel -e inexplicable- apoyo del la presidencia del Parlamento noruego. Para mí es otro exponente de esa República Oligárquica, terrateniente y elitista, pero me curo en salud dándoles sobre su persona este benévolo estudio.

En Literatura....bueno podemos presumir de un récord: ¡Dos peruanos nominados el mismo año y ambos hermanos!

Semejante bizarrez no sé si tenga explicación. Pero el caso fue que los hermanos Ventura y Francisco García Calderón fueron nominados en 1934, separadamente, al Nobel de Literatura por colectivos de escritores latinoamericanos radicados en París así como por buena parte de la alta intelectualidad francesa a quienes los hermanos García Calderón eran habituales como destacados américanistes.

Ventura fue escritor y diplomático, autor de la canónica La Venganza del cóndor (un best-seller de su época, se le tradujo a diez idiomas) y que terminó en la Academia belga de la Lengua Francesa. Francisco un diplomático, ensayista y filósofo, íntimo de Riva-Agüero, arielista y conservador, autor de Le Pérou contemporaine, que pasó sus últimos días en el manicomio de Lima. Sus nominaciones no dejan de ser curiosas y poderosamente simbólicas, al referirse a peruanos (sí, permítanme la cursiva, sin ofender) que escribieron gran parte de su obra en francés y que casi toda su vida la pasaron fuera del Perú. De los dos, Ventura es más conocido y muchos creen que él fue el único nominado. No sabemos qué posibilidades de ganar tenían, en ese año el Nobel se lo llevó el dramaturgo Luigi Pirandello, fascista confeso quien, al año siguiente de recibir el premio, no tuvo incoveniente en donar la medalla del mismo a Mussolini dentro de la campaña de recolección de oro para financiar la guerra contra Etiopía.

Luego de todo lo dicho -es decir, fuera ya de los archivos abiertos- solo hay sitio para las especulaciones: Que Alberto Hidalgo promoviera motu propio su propia candidatura entre los escritores latinoamericanos, que Vargas Llosa ha estado cerquita en dos determinados años, que en un momento se pensó en Bryce Echenique, que si Scorza.... De momento solo habladurías que no tienen base documentaria. Y que alimentan la habitual chismografía limeña.

Bueno, y la pregunta que todos ustedes esperaban ¿Le darán el Nobel alguna vez a Vargas Llosa?

En el Perú oficial se ha puesto como acto de fé que Mario Vargas Llosa debe merecer el Nobel sí o sí. Creo que, más allá de los méritos de Don Mario, debiéramos sacudirnos de ese patriotismo criollo y ser un poco más realistas.

Como mencionó Marcel Velazquez aquí hace un año; un gran obstáculo para MVLl es el Nobel que le concedieron a García Márquez en 1982, lo cual en cierta medida es un reconocimiento a toda la generación del Boom. Si bien es cierto que la narrativa, la temática y hasta la ideología de Gabo y MVLl son harto diferentes; desde Estocolmo se ven a los escritores de otras latitudes más como parte de tendencias de pensamiento, generaciones literarias o circuitos regionales, que como creadores individuales. Y si la Academia quiere volver a mirar a estas tierras, es mucho más probable que se lo den a Carlos Fuentes, quien cuenta con el apoyo de todo el poderoso aparato de las industrias culturales mexicanas y un reconocimiento casi unánime por las instituciones de ese país. Ese peso de los escritores en una comunidad es algo que también valora la Academia.

¿Y el futuro? Será distinto, muy distinto. A diferencia de hace veinte años o más, son las editoriales transnacionales quienes controlan los canales literarios. Son esas empresas las que ponen el dinero, los premios, el eco mediático. Antiguas instituciones como las universidades, el sector público, las organizaciones educativas y culturales de la sociedad civil, las asociaciones de escritores y artistas, etc. han perdido terreno terriblemente. En nuestra lengua, para bien o para mal, un premio Planeta o un premio Alfaguara tienen mucho más poder, convocatoria y prestigio que los antiguos premios Rómulo Gallegos o Casa de las Américas (que todavía existen, dicho sea de paso).

Pero, por otro lado, los escritores ya no son lo que eran, han dejado de ser grandes referentes del pensamiento de sus sociedades y no tienen ni la décima parte de la fuerza convocatoria de un Emile Zola, un Pablo Neruda o un Bertrand Russell. Escritores entregados a grandes líneas de pensamiento como Juan Goytisolo o el finado Harold Pinter son una minoría dentro del escaparate literario que tenemos en los medios. Hoy los escritores son mucho más individualistas (a veces, incluso, más que empresarios o agentes de bolsa) y se comunican muy poco entre sí (curiosamente, en estos tiempos de celulares e internet).

Pero tampoco le echemos la culpa a ellos. El mundo ha cambiado. La sociedad del espectáculo se ha tragado los viejos espacios tradicionales de las artes y las humanidades, en todo caso las ha reconvertido en nuevos productos culturales. La literatura, en este siglo XXI, esta mutando a otras formas, de la mano con las nuevas generaciones de ciudadanos más integrados en las pangeas multimedia, la cognitividad pubicitaria y al soporte audiovisual que a la cultura letrada convencional.

Y, posiblemente, el Nobel durante varios años siga siendo más un muestrario de los diversos caminos de la literatura del siglo XX (no sin cierta pátina museística) para alimentar esa literatura del nuevo milenio que aún no sabemos a donde irá. Posiblemente, la Academia termine de saldar ciertas deudas con Philip Roth, Rubem Fonseca, Yevgueni Yetvushenko o Adonis. Y posiblemente siga escarbando entre los menos consagrados pero globalmente igual de importantes como Salim Barakat, Rodolfo Fogwill o Lobo Antunes. O, para darle un aire más joven, se atreva con José Eduardo Agualusa, Michal Viewegh o Leonardo Padura. O, haciendo literatura-espectáculo, se lo den a las chinas sexy-epatantes Mian Mian y Wei Hui o al escritor-torturador argelino Yasmina Khadra. Cosas más fuertes han visto estos ojos.

Esta pequeña vuelta al mundo literario la hemos dado para resaltar el énfasis global del Nobel por dar a conocer nuevas voces de distintas culturas letradas que tengan algo que decir al mundo de hoy. Incluso hablando de escritores consolidados en sus mercados y con fuertes vínculos con las grandes editoriales, incluso hablando de narradores faranduleros o vacas sagradas, bestsellers de retintín y obsesionados residentes en Europa y EEUU por pillar presencia mediática. Incluso, a esa gentuza, el Nobel les pide algo más que tirajes generosos y media hora semanal de televisión.

Y ahí la pregunta ¿Tiene la literatura peruana actual algo de nuevo que decirle al mundo? Es más ¿Tenemos voz propia para decir algo significativo a los demás?¿O nos hemos vuelto discos que repiten discursos ajenos, libros nuevos de ideas viejas, imitaciones presuntuosas, originalidades tramposas, mediocridades impostadas, simples proyectos mercantiles para editoriales?

Dejo ahí la pregunta, para quien vuelva a soñar con un Nobel peruano.

10 comentarios:

Marco Chandía dijo...

Sí; cuándo el Perú, cuando Chile ya ha recibido dos. Ahora, ¿Mistral o Neruda habrían hecho menos sin el Nobel? El tema hoy va por otro lado: la oferta de algo nuevo, verdadera y real literatura. Por eso mejor quedarse así y como dice otro de los eternos aspirantes (más por los parristas que por el mismo viejo, aunque a estas alturas no sé), a propósito de este estocolmismo de los chilenos, remedando a nuestra Mistral en su “Epitafio”:

Yo soy Lucila Alcayaga
alias Gabriela Mistral
primero me gané el Nobel
y después el Nacional

A pesar de que estoy muerta
me sigo sintiendo mal
porque no me dieron nunca
el Premio Municipal

Gracias Javier, me entretuvo he hizo pensar algunas cosas sobre el legado de los viejos y la producción actual.

Marco Chandía
Valparaíso

Aldo Valencia Piñan dijo...

El mejor post que te leo en el año.
Mostro.
Tu pregunta es circular...
Hablao

compañero prostático dijo...

En la última parte eres muy claro y haz dejado "partido" en dos a Don Mario. En otras palabras, tendria más probabilidades de recibir el premio -aún muerto- Don René Ríos Boettiger "Pepo" que Don Mario aún vivo.
Bueno, y Javancho, no sé si se refieren a Ud. pero en todo caso por saber el idioma sueco tambien tienes posibilidades.

Hernan dijo...

Certeras reflexiones. Si Vargas padre te lee debe estar adolorido.

Lástima que tus artículos se lean a la muerte de un cipriani.

Rafael Innocente

RODOLFO YBARRA dijo...

Tengo entendido que Alberto Hidalgo fue nominado dos veces al Nobel de literatura, la primera vez fue impulsado por Argentina y la segunda por los arequipeños.
Faltó en tu artículo la nominación del ñoño Hernando de Soto al Nobel de economía, nada más y nada menos que por el "Misterio del Capital".
Faltó anotar que el poeta Carlos Germán Belli también fue nominado al nobel de literatura el año 2007, chamba que estuvo a manos de Marco Martos y José Antonio Mazzotti (no sé en qué quedó este asunto, pero ahí están los datos:http://tanquedecasma.blogspot.com/2006/12/postulan-carlos-germn-belli-al-nobel.html#).

Saludos

javier dijo...

Rodolfo:

La información que he ofrecido es de los archivos de la propia Academia Sueca que los tiene ya online: http://nobelprize.org/nobel_prizes/literature/

Todo lo que tu dices puede ser cierto pero no constan aún en las actas oficiales y públicas por la política de silencio de 50 años que tienen los nórdicos.

Expósito dijo...

Javicho, qué opinas de la auto-flagelación como método de elevar el nivel temático de la literatura, considerando el anhelo de ganar un Premio Nóbel?
Ahora, qué métodos de auto-flagelación recomendarias Tú?
Particularmente, creo que los "latigazos" y el agua hervida funcionarian efectivamente. No sé, es mi opinión.

santa rosa de lima dijo...

sabes qué?
acabo de imaginarme a Don Mario agarrandoze a latigazos y echandose agua hervida...

javier dijo...

Una buena flagelación es pasarse la vida eternamente buscando las obras de Bjørnstjerne Bjørnson, Rudolf Eucken, Carl Gustaf Verner von Heidenstam, Carl Friedrich Georg Spitteler o Frans Eemil Sillanpää...

¿Que quiénes coño son estos? Pues nada más y nada menos que premios Nobel de literatura. Que sí.

Venga, a buscar sus obras, y cuidadito con chivarse a la Wikipedia...

Javancho dijo...

Y por lo visto te flagelas tanto con los nobels que te llama la atención un best-sellers como "Los hombres que no amaban a las mujeres". Vamos que si vas a llegar "revolucionariamente" a eso, es suficiente el Wikipedia y Condorito.