domingo, 22 de noviembre de 2009

EL CANÍBAL ES EL OTRO (Sobre todo si es chileno)


"...Soberbios, racistas, rateros, expansionistas, traidores, envidiosos, mentirosos, insolidarios, prepotentes, etc. Desde hace años, y en virtud de nuestras desdichas políticas, hemos construido desde los medios un referente de los chilenos que, si bien puede sonar a música para algunos oídos, no tiene nada que ver con la realidad. Entre la censura negociada de una teleserie chilena sobre la Guerra del Pacífico, la payasada de una modelo pintarrajeada en la Plaza Mayor de Lima y el polémico recital poético a bordo del Huascar; esta pequeña columna quiere combatir la miseria del antichilenismo..."

Así, hace más de dos años, empezaba una columna que escribí aquí cuando estábamos envueltos en otra de esas crisis -casi cíclicas, expresamente manidas- de las relaciones peruano chilenas con sus dosis de xenofobia, chauvinismo, ínfulas patrioteras, humor zafio y no poca huachafería. Y de todo un territorio digno de mucha mayor investigación y estudio por parte -por ejemplo- de Víctor Vich, a quien le he robado su célebre título.

Sí amigos, lo que han leido. Porque ¿Qué tiene de raro que Chile nos espíe? ¿Acaso no lo hacemos nosotros? ¿Qué creen que hacen nuestros servicios secretos del ejército o la marina de guerra?¿Se dedican solamente a chuponear a empresas por encargo? (bueno, tambiénnn, pero...).

A ver, para que no me malentiendan, les pongo un ejemplo: ¿Estados Unidos y la Unión Europa son aliados? pues sí ¿Entre los dos no celebraron el triunfo de la Guerra Fría? pues también ¿No son dos grandes socios económicos al más alto nivel? Obvio ¿No han firmado cantidad de acuerdos de defensa y de cooperación estratégica?Fijo ¿No comparten bases militares, unidades operativas y planes bélicos conjuntos desde hace casi medio siglo? por supuesto.

Entonces ¿Me pueden decir por qué sucedió esto en el mejor momento de las relaciones EEUU-Europa? Pues porque estas cosas pasan desde que el mundo es mundo.

Pero no, amigos. No he venido a aburrirlos con charlas de Realpolitik al tacu-tacu. Pero sí para comunicarles mi hastío frente a la miseria de antichilenismo que -como la sarampión- se apodera de buena parte de nuestros ciudadanos durante algunas semanas. Antichilenismo estéril no solamente porque casi siempre termina en palabras y gestos demagógicos, sino porque es una excelente cortina de humo para ocultar nuestros problemas internos: Más profundos, más graves, más urgentes y, por ende, más proclives a ser escondidos y manipulados. Antes, ya lo había dicho:

"Si se trata de buscarnos enemigos ahí tenemos a nuestra clase política que exculpa a genocidas, se emborracha con el dinero de los contribuyentes y se arrodilla servilmente ante los capitales extranjeros. Si buscamos desalmados a quien linchar vayamos a las mineras que contaminan nuestros ríos y envenenan nuestra cordillera. Si queremos decirle las verdades a alguien, allí está nuestro corrupto poder judicial. En todo ese espectro, y no sobre los chilenos, debemos poner nuestra atención. Nos perdamos el tiempo con enemigos imaginarios."

El antichilenismo de temporada, que corre profusamente por los albañales de la prensa peruana cada cierto tiempo (y en algunos, a cada rato, como el cáncer terminal); es otra jugarreta de la derecha peruana -y que siguen, lamentablemente, muchos sectores progresistas- para dejar de hablar de petroaudios, matanzas en la Amazonía, movimientos sociales o demandas sindicales.

Lo que yo quiero destacar es que en la historia hay casos de ejemplar colaboración entre peruanos y chilenos. Al margen de los grandazos, de los terratenientes, de los generales con el gatillo fácil; artistas e intelectuales peruanos y chilenos han demostrado que nuestro sino mutuo no es la desconfianza.

En 1932, cuando Sanchez Cerro encarcelaba, torturaba, desaparecía y fusilaba a comunistas y apristas, muchos de los perseguidos se fueron a Chile. Allí, con el Protocolo de Tacna y Arica todavía un poco caliente, los apristas peruanos (gran parte de ellos, revolucionarios y antiimperialistas confesos, a años luz de sus sucesores) aportaron con mucho al periodismo y la intelligentsia local. Manuel Seoane y Luis Alberto Sánchez lograron que Ercilla se convirtiera de una empresa editorial aventurera a la mejor revista político-cultural de Chile, amén de las mejores de Sudamérica. Allá reconocen la huella de ese aprismo primigenio y claramente de izquierdas en la consolidación del histórico Partido Socialista de Chile.

Pero quizá el ejemplo más revelador de esta neófita sinergia entre chilenos y peruanos estuvo en la residencia de nuestro Ciro Alegría en Chile. Él llegó a Santiago enfermo, solitario, golpeado y recién salido de las mazmorras del Estado peruano. Fue la solidaridad de bastantes amigos chilenos lo que hizo posible que nuestro insigne escritor tuviera tiempo, algo de salud y sobre todo euforia creativa para escribir dos éxitos literarios. Solidaridad de escritores que se repitió en la elaboración de El mundo es ancho y ajeno, cuando juntaron un pequeño estipendio para pagar a una secretaria que mecanografiara el futuro libro en tiempo récord para que alcanzara el plazo de convocatoria de Farrar and Rinehart. Una vez ganado el galardón, Alegría devolvió lo aportado por dichos amigos, agregando algo más para apoyar a un escritor chileno. Un ejemplo de solidaridad internacionalista francamente impensable en los tiempos de hoy.

Otro ejemplo de esa fraternidad entre hombres y mujeres de letras se dio cuando Pablo Neruda visitó el Perú. En 1943 Neruda ya era un apestado del servicio diplomático chileno, recibía una fuerte campaña en contra suya en la prensa mapochina, máxime cuando era un declarado defensor de la URSS y un poeta más que simpatizante con el frente comandado por el Partido Comunista chileno. En el Cuzco lo recibe Esteban Pavletich, en ese momento funcionario del gobierno pradista, pero connotado simpatizante de izquierdas y antiguo miembro del ejército popular nicaragüense de Sandino contra la intervención yanqui en 1928. Él lo lleva a la ciudadela de Machu Pichu. A él se le unen el poeta comunista Luis Nieto y el indigenista cuzqueño Uriel García. De esos días en la Ciudad Imperial surgió Alturas de Machu Pichu, para muchos el más logrado poema de su Canto General .

(Una reseña más completa sobre este viaje, la encontramos aquí.)

Una última relación, mucho más (post) moderna, es la praxis literaria de Roberto Bolaño, reconocido ya como uno de los más grandes escritores chilenos. Irreverente, anarco, perdedor; Bolaño escribió la magnífica Los Detectives Salvajes, posiblemente la mejor novela latinoamericana de los últimos 15 años. Allí Bolaño tiene unos capítulos dedicados a peruanos que no pierden sabrosura: La inventiva (muy ligada a la conchudez) de los causitas y patitas : Los peruanos pobres residentes en París, quienes en una buhardilla de la rue Passy fundan el Pueblo Joven Passy. La otra es la historia de un poeta peruano que simboliza la tragedia de intelectuales que muy alegremente optan por la izquierda para terminar desengañados, escépticos y enloquecidos dentro de las fauces de nuestra guerra interna. Veinte años después, un par de escritores peruanos hacen una parodia-homenaje a la novela desde las playas del norte peruano.

Bolaño es autor, además, de Monsieur Pain, una novela pequeña referida a los últimos días de César Vallejo. Algo a resaltar frente al azorado mutismo de nuestros escritores para tratar en sus obras a peruanos ilustres, despojados además de toda esa pátina de respetabilidad, adoración y sobonería ¿Qué escritores peruanos han narrado abierta, crítica y sandungueramente sobre Vallejo, Mariátegui, Haya de la Torre, Grau, Basadre? Pues de momento, sobre Vallejo, ha escrito un chileno.

Y no pasa nada. Muchos poetas jóvenes han ido estos últimos años a Chile y posiblemente de regreso se hayan traido la envidia de ver cómo tratan allá a sus escritores, en un universo de premios, becas y subvenciones bastante difícil de imaginar en el Perú. Quizá esos jóvenes poetas puedan ser quienes encabecen una nueva forma de entender las relaciones entre ciudadanos peruanos y chilenos. Quizá el asunto sea impulsar un espacio donde estudiantes, profesionales, intelectuales, artistas y científicos construyan un diálogo más vivo, más sincero y entre sectores sociales de ambas partes hartos ya de la demagogia chauvinista. ¿Utopías? No, si ya se está intentando.

¿O es que siempre las relaciones peruano chilenas tienen que ventilarse solamente entre militares, políticos y empresarios?

Bueno, ya lo dije todo. Ahora avisoro la lluvia de piedras sobre un servidor, bajo el estigma de ser un mal peruano.

A aquellos sujetos, les respondo con los versos de Boris Vian:

"Y dígale a los suyos
si vienen a buscarme
que pueden dispararme,
armado yo, no voy..
."

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Aca va una piedra sus primeros párrafos. En primer lugar el servicio de inteligencia no es el servicio de espionaje, son cosas distintas. El espionaje es una practica comun al margen de la legalidad y como tal no es una practica comun o aceptada sin mas.

Quien practica espionaje esta asumiendo un riesgo, pues el espionaje es asumido por cualquier organismo individual o colectivo como un ataque o violacion directa de derechos. El riesgo de quienes practican espionaje es de muchos tipos, recordemos que por lo general los espias americanos en rusia eran asesinados y nadie podia reclamar, lo mismo pasa con otros paises; en el Peru asesinamos a Duchicella, espia ecuatoriano. Ecuador nunca reclamó. Con toda seguridad puedo decir que muchos ecuatorianos (incluida la familia), hubiesen preferido que el Peru haga un escandalo como el que se hace con Chile ahora.

Ahora que ya he aclarado mis fundamentos, le puedo decir que su apreciacion es incorrecta desde mi punto de vista. El Peru como pais afectado se reserva su derecho a reclamar en los terminos que le sean convenientes, ya sea callandose y negociandolo en silencio o poniendo el tema frente a toda la region como hemos hecho. Chile no tiene nada que reclamar sobre esa actitud, solo pueden dar sus explicaciones, hacer sus descargos y si quieren ofenderse.

Saludos

Anónimo dijo...

Sobre el antichilenismo solo le puedo decir que si bien en Chile existe algo parecido y mas unido al desprecio y al subestimacion. Igual de esteril, pero esas cosas no se pueden cambiar de un dia para otro, lo unico que queda es encausarlas. Si tenemos un pleito limitrofe legal, que Chile al parecer trata de convertir en militar por medio de la disuacion directa. Entonces lo unico que podemos esperar de nuestras sociedades es que comencemos a recelar y desconfiar. A ver, talvez eso no es tan esteril, porque como usted verá, los paises se espian porque desconfian. Pero como sabemos que las desconfianzas pocas veces quedan encerradas en un frasco organizacional, es que las vemos a todo nivel social. Si Chile quisiera que en el Peru no se desconfie de ellos (o en todo caso que se desconfie mucho menos), debio tomarse la molestia de cancelar sus adquisiciones militares, de aceptar la propuesta peruana de no agresion, de ser enfaticos desde el primer momento que van a acatar el fallo (asi sea desfavorable) en la Haya. Muy por el contrario, su propuesta para la paz es que el Peru les diga al detalle que compra para defenderse de una agresion y ningun compromiso de no agresion (ni siquiera bilateral). O sea, la paz solo es posible si el Peru deja la poca disuacion que tiene y si la disuacion chilena se convierte en un elemento coercivo.

Pero no nos aburramos con la Realpolitik, veamos que pasa con la sociedad. Pues la sociedad acepta los mensajes, toma la posta, el antichilenismo solo sin contenido no pega. Y como vera Chile nos provee el aglutinante que hace falta. Estados Unidos mediante.

Saludos

Anónimo dijo...

Correccion de mi primer parrafo en el primer comentario:

Aca va una piedra dirigida a sus primeros párrafos. En primer lugar el servicio de inteligencia no es estrictamente un servicio de espionaje, son cosas distintas. El espionaje es una practica "comun" al margen de la legalidad y como tal no es una practica "normal" o aceptada sin mas.

Gracias por admitir esta fe de errata.

Anónimo dijo...

Ahora otra correcion para mi segunda intervencion:

Sobre el antichilenismo solo le puedo decir que en Chile existe algo parecido y mas unido al desprecio y a la subestimacion hacia los peruanos, tal vez no Ud. como intelectual no lo ha llegado a percibir al intercambiar opiniones con chilenos intelectualmente privilegiados.

Todas estas formas de pensar no se pueden cambiar de un dia para otro, lo unico que queda es encausarlas. Si tenemos un pleito limitrofe legal que Chile al parecer trata de convertir en militar por medio de la disuacion directa. Entonces lo unico que podemos esperar de ambas sociedades es el recelo y la desconfianza. Como usted supondrá, los paises se espian porque no existe suficiente confianza o porque se necesitan los datos para alguna accion concreta. Podemos asumir tambien como cierto que las desconfianzas pocas veces quedan encerradas en un frasco organizacional, si no que las vemos a todo nivel social. Si en Chile quisieran quisiera que en el Peru no se desconfie de ellos (o en todo caso que se desconfie mucho menos), debieron tomarse la molestia de cancelar sus adquisiciones militares, de aceptar la propuesta peruana de no agresion, de ser enfaticos desde el primer momento que van a acatar el fallo (asi sea desfavorable) en la Haya. Pero muy por el contrario, su propuesta para la paz es que el Peru les diga al detalle que armas compra para defenderse de una agresion y ningun compromiso de no agresion (ni siquiera bilateral). O sea, la paz solo es posible si el Peru deja la poca disuacion que tiene y si la disuacion chilena adquiere una capacidad ooerciva.

Pero no nos aburramos con la Realpolitik, mejor veamos que pasa con la sociedad: La sociedad acepta los mensajes, toma la posta; el antichilenismo solo sin contenido no pega. Y como vera Chile nos provee el aglutinante que hace falta. Estados Unidos y juicio en la Haya mediante.

Gracias por borrar la otra, espero que esta se entienda mejor.

latele dijo...

Tristemente me siento un chileno avergonzado de un país que no me representa, y admiro el pasar político honorable de Bolivia. Lamento mucho que muchos nuestros pueblos quedan aturdidos con discursos odiosos entre gente que solo tiene derecho a trabajar para las multinacionales.

Yo nunca fui consultado sobre compras militares en mi país ni tampoco las acepto, por que estoy seguro que ese dinero seria mejor invertido en salud y educación y tengo claro que al pueblo Peruano que tanto admiro (solo a la gente sencilla no a sus políticas ), sufre de la misma condena... de tener que aceptar el discurso patriótico a cambio de injusticias sustentadas por las manos negras del capitalismo histórico.