1- Como en los viejos tiempos
Aprovechando el debate sobre racismo que circuló por la red hace algunas semanas, el jueves 27 de marzo se montó un conversatorio en el IEP con la participación de los grandazos de la Academia: Allí estuvieron Julio Cotler, Jorge Bruce, Martín Tanaka, Víctor Vich junior o Romeo Grompone y bajo un lleno de bandera que augura buenos tiempos para la discusión. Aquí una lista de frases célebres:
“El Perú habrá cambiado. Pero el racismo –lejos de irse- se ha “adaptado”, se ha “mimetizado” entre nosotros, es como un virus que se las ha ingeniado para meterse en el software peruano”. (Jorge Bruce)
“El racismo es siempre en doble dirección. Es también una vía de escape de los discriminados. El racismo ha existido siempre, lo que sucede es que aflora en determinadas condiciones. Recordemos lo que dijo Aníbal Quijano, que en el Perú las relaciones de clase están racializadas”. (Julio Cotler)
“Estamos pagando veinticinco años de brechas educativas brutales” (Rome Grompone)
Además tanto Walter Twanama como Víctor Vich usaron símiles literarios. El primero para decir que la narrativa contemporánea (Bayly, por ejemplo) demostraba que se habían alterado notablemente el peso del racismo en el Perú. El segundo se centraba en novelas como La hora Azul de Alfonso Cueto donde se marcaban límites inevitables entre personas que obedecía inevitablemente a un imaginario racista. Un servidor agregó que frente a esa literatura hegemónica había una ristra de escritores del interior con una imagen muy distinta de nuestra sociedad, pero apenas considerados por la crítica y absolutamente desconocidos para el grueso del auditorio ¿Y eso no era discriminación?¿No era un aspecto asolapado de racismo a la peruana?
Aprovechando el debate sobre racismo que circuló por la red hace algunas semanas, el jueves 27 de marzo se montó un conversatorio en el IEP con la participación de los grandazos de la Academia: Allí estuvieron Julio Cotler, Jorge Bruce, Martín Tanaka, Víctor Vich junior o Romeo Grompone y bajo un lleno de bandera que augura buenos tiempos para la discusión. Aquí una lista de frases célebres:
“El Perú habrá cambiado. Pero el racismo –lejos de irse- se ha “adaptado”, se ha “mimetizado” entre nosotros, es como un virus que se las ha ingeniado para meterse en el software peruano”. (Jorge Bruce)
“El racismo es siempre en doble dirección. Es también una vía de escape de los discriminados. El racismo ha existido siempre, lo que sucede es que aflora en determinadas condiciones. Recordemos lo que dijo Aníbal Quijano, que en el Perú las relaciones de clase están racializadas”. (Julio Cotler)
“Estamos pagando veinticinco años de brechas educativas brutales” (Rome Grompone)
Además tanto Walter Twanama como Víctor Vich usaron símiles literarios. El primero para decir que la narrativa contemporánea (Bayly, por ejemplo) demostraba que se habían alterado notablemente el peso del racismo en el Perú. El segundo se centraba en novelas como La hora Azul de Alfonso Cueto donde se marcaban límites inevitables entre personas que obedecía inevitablemente a un imaginario racista. Un servidor agregó que frente a esa literatura hegemónica había una ristra de escritores del interior con una imagen muy distinta de nuestra sociedad, pero apenas considerados por la crítica y absolutamente desconocidos para el grueso del auditorio ¿Y eso no era discriminación?¿No era un aspecto asolapado de racismo a la peruana?
Para quien quiera, el video de toda la Mesa está acanga.
2- Los caballos de Troya ya fueron
La semana pasada se planteó un breve (e inadvertido) debate a partir de un artículo de Silvio Rendón en el cual criticaba una perspectiva de análisis que él llamaba Desbordepopulismo debido a seguir perpetuando un discurso de gesta del migrante victorioso y emprendedor que se comía el mundo, un discurso de optimismo cholo que venía de los célebres libros de Matos Mar y Jürgen Golte. La idea central es que ese discurso ya acabó, el proceso migratorio ya se ha clausurado y ahora tenemos que partir de analizar un nuevo escenario social sin recurrir al áurea heroica del cholo conquistador de antaño. Los caballos de Troya de los invasores hace tiempo cruzaron las murallas y se han quedado allá.
Dentro de las últimas discusiones sobre la mirada optimista de nuestro proceso de cholificación -desgraciadamente, aún no hay un registro escrito del interesantísimo debate sobre el tema entre César Ramos (un optimista) y Guillermo Buntinx (pesimista) hecho meses antes en la Biblioteca Nacional- la óptica de Silvio es interesante en tanto nos dice que dejemos de remitirnos a la epopeya migrante y veamos los nuevos sujetos sociales como colectivos ya instalados, con otras expectativas y preocupaciones. A mí me interesa en tanto dejamos de lado los lastres culturalistas en función de un análisis más materialista de la sociedad, donde los nuevos sujetos sociales antes que cholos o migrantes, son trabajadores sometidos a una lógica discriminatoria y excluyente de la dinámica económica y política. A ver si es verdad que Marx is back.
3- Ojo con lo que se viene
En esa perspectiva, podemos ver el Festival Claro de la Música Peruana no como un ejemplo de fusión final de la diversidad de la música nacional como sí de un nuevo aparato diferenciador que busca edulcorar nuestros acervos en función de rentabilizar nuevas vetas musicales para un paladar mayoritariamente sedado. Las transnacionales nos imponen su versión de Perú mestizo-plural-y-de-buen-rollito. Mismo comercial de cerveza.
O la famosa publicidad de la universidad de nuestro ministro triquero : Esa en que la que se desprecian tareas simples como pegar curitas o filmar bautizos, y basa la excelencia universitaria en sueños megalómanos como reportear desde la Casa Blanca o hacer un discurso bacán en un congreso mundial de biogenética. ¿Es síntoma de la vitalidad de las nuevas capas medias o mera explotación de sentimientos arribistas? (Aquí, el comercial de marras).
Porque en el Perú, la modernidad tiene un tenebroso envés semicolonial, racista y heteróclito. ¿Qué no? Aquí un extracto de Volcán de viento de Roberto Rosario (Ed. San Marcos, Lima 2008), que aborda la que se supone es una de nuestros sectores económicos más pujantes, modernos y opulentos: La minería.
“Ha llegado el fiscal, el juez y el policía. Son gente de otra especie. Ríen, conversan. Con ellos no es la desgracia. No tienen nuestro sentimiento. Nuestro dolor. Los muertos no son carne de su carne. Sangre de su sangre. Ellos no saben del sufrimiento de los mineros. De su familia. De sus hijos, que crecerán sin padre y seguro tendrán que trabajar en el socavón para seguir el mismo camino de sus progenitores (…) Están bajando escoltados por los supervisores de seguridad, cuidando que no hablen con nosotros, que no se junten. Seguro para que no escuchen lo que decimos, no sepan lo que pensamos ¿Quién los mató? ¿El cerro? ¡mentira! El cerro no mata. Él ha estado tranquilito millones de veces (....) El cerro no los ha matado sino la codicia de los ricos. La ambición de los dueños que nunca conocemos. Serán el diablo. El mismo diablo que manda a sus genrentes. A sus ingenieros. A sus capataces. Gritando lisuras. Ordenando. ¡Tenemos que lograr el tonelaje, carajo! ¡hay que mejorar la ley! Diciendo. Qué les importa el costo social. Lo importante es producir. Al diablo con la seguridad. Hay que alcanzar la meta. Qué será pues la meta. Para qué nos sirve a nosotros, si sólo somos sus máquinas. Qué les va a interesar a ellos nuestra vida. El juez ha mandado arrancar la ropa embadurnada de sangre de Adán, buscando la causa de su muerte. Como pelota botada en otro lugar su cabeza. ¿Qué no saben cuál es la causa? La ambición pues, señores, la explotación del hombre por el mineral. ¿No es suficiente? Tienen que justificarse ante la ley, escribir papeles, para decir que ahora sí pueden recoger esta mierda. Desde lejos los ingenieros miran. Qué se van a ensuciar las manos recogiendo a los muertos, para eso estamos los de su misma sangre, los chalacos de la cuadrilla de rescate. Allau Adán, pobrecito”.
Así -también- es nuestro país.
2- Los caballos de Troya ya fueron
La semana pasada se planteó un breve (e inadvertido) debate a partir de un artículo de Silvio Rendón en el cual criticaba una perspectiva de análisis que él llamaba Desbordepopulismo debido a seguir perpetuando un discurso de gesta del migrante victorioso y emprendedor que se comía el mundo, un discurso de optimismo cholo que venía de los célebres libros de Matos Mar y Jürgen Golte. La idea central es que ese discurso ya acabó, el proceso migratorio ya se ha clausurado y ahora tenemos que partir de analizar un nuevo escenario social sin recurrir al áurea heroica del cholo conquistador de antaño. Los caballos de Troya de los invasores hace tiempo cruzaron las murallas y se han quedado allá.
Dentro de las últimas discusiones sobre la mirada optimista de nuestro proceso de cholificación -desgraciadamente, aún no hay un registro escrito del interesantísimo debate sobre el tema entre César Ramos (un optimista) y Guillermo Buntinx (pesimista) hecho meses antes en la Biblioteca Nacional- la óptica de Silvio es interesante en tanto nos dice que dejemos de remitirnos a la epopeya migrante y veamos los nuevos sujetos sociales como colectivos ya instalados, con otras expectativas y preocupaciones. A mí me interesa en tanto dejamos de lado los lastres culturalistas en función de un análisis más materialista de la sociedad, donde los nuevos sujetos sociales antes que cholos o migrantes, son trabajadores sometidos a una lógica discriminatoria y excluyente de la dinámica económica y política. A ver si es verdad que Marx is back.
3- Ojo con lo que se viene
En esa perspectiva, podemos ver el Festival Claro de la Música Peruana no como un ejemplo de fusión final de la diversidad de la música nacional como sí de un nuevo aparato diferenciador que busca edulcorar nuestros acervos en función de rentabilizar nuevas vetas musicales para un paladar mayoritariamente sedado. Las transnacionales nos imponen su versión de Perú mestizo-plural-y-de-buen-rollito. Mismo comercial de cerveza.
O la famosa publicidad de la universidad de nuestro ministro triquero : Esa en que la que se desprecian tareas simples como pegar curitas o filmar bautizos, y basa la excelencia universitaria en sueños megalómanos como reportear desde la Casa Blanca o hacer un discurso bacán en un congreso mundial de biogenética. ¿Es síntoma de la vitalidad de las nuevas capas medias o mera explotación de sentimientos arribistas? (Aquí, el comercial de marras).
Porque en el Perú, la modernidad tiene un tenebroso envés semicolonial, racista y heteróclito. ¿Qué no? Aquí un extracto de Volcán de viento de Roberto Rosario (Ed. San Marcos, Lima 2008), que aborda la que se supone es una de nuestros sectores económicos más pujantes, modernos y opulentos: La minería.
“Ha llegado el fiscal, el juez y el policía. Son gente de otra especie. Ríen, conversan. Con ellos no es la desgracia. No tienen nuestro sentimiento. Nuestro dolor. Los muertos no son carne de su carne. Sangre de su sangre. Ellos no saben del sufrimiento de los mineros. De su familia. De sus hijos, que crecerán sin padre y seguro tendrán que trabajar en el socavón para seguir el mismo camino de sus progenitores (…) Están bajando escoltados por los supervisores de seguridad, cuidando que no hablen con nosotros, que no se junten. Seguro para que no escuchen lo que decimos, no sepan lo que pensamos ¿Quién los mató? ¿El cerro? ¡mentira! El cerro no mata. Él ha estado tranquilito millones de veces (....) El cerro no los ha matado sino la codicia de los ricos. La ambición de los dueños que nunca conocemos. Serán el diablo. El mismo diablo que manda a sus genrentes. A sus ingenieros. A sus capataces. Gritando lisuras. Ordenando. ¡Tenemos que lograr el tonelaje, carajo! ¡hay que mejorar la ley! Diciendo. Qué les importa el costo social. Lo importante es producir. Al diablo con la seguridad. Hay que alcanzar la meta. Qué será pues la meta. Para qué nos sirve a nosotros, si sólo somos sus máquinas. Qué les va a interesar a ellos nuestra vida. El juez ha mandado arrancar la ropa embadurnada de sangre de Adán, buscando la causa de su muerte. Como pelota botada en otro lugar su cabeza. ¿Qué no saben cuál es la causa? La ambición pues, señores, la explotación del hombre por el mineral. ¿No es suficiente? Tienen que justificarse ante la ley, escribir papeles, para decir que ahora sí pueden recoger esta mierda. Desde lejos los ingenieros miran. Qué se van a ensuciar las manos recogiendo a los muertos, para eso estamos los de su misma sangre, los chalacos de la cuadrilla de rescate. Allau Adán, pobrecito”.
Así -también- es nuestro país.
(La ilustración, de Oscar Manuel Alarcon Prieto y su historieta "Micro Bio Peru", aquí la ves más grande)
6 comentarios:
Una cosa nada más, Javier. Nada nos impide a los peruanos ser menes de la biogenética o de lo que sea. De hecho, aquí no más en Denver hay un médico peruano muy reputado que da cátedra en ese tipo de magia. No solamente es peruano: adivina en qué universidad peruana se graduó. No, no fue en San Marcos, ni en Cayetano ni en la Villarreal fue en la....
El problema no son los supuestos delirios de grandeza, sino en ver si la San Martín ofrece esos recursos. ¿Arribismo? Bueno, el cuento de arribismo lo inventaron los que estaban arriba para burlarse de los que estaban abajo y no podían ascender. Si seguimos con ese rollo, nada va a cambiar. Parafraseando: ¿por qué conformarnos con ser payasos si podemos ser los dueños del circo? Esa es mi pregunta.
Más bien creo que la pregunta es otra ¿Por qué resignarnos a un circo cuando podemos hacer mejores formas de comunidad? Nuestras ganas de superación debieran buscar nuevos marcos de referencia. Y otros los estan haciendo, por fortuna.
Javier: Tú que sabes de teatro y conoces a Bergman, entenderás que el circo no tiene que ser metáfora de la incoherencia o la banalidad. Nuestras ganas de superación pasan por conquistar la ciencia, el arte, la moral y muchos objetivos que puedes plantearte en la vida. Ser capo en medicina es tan importante como ser capos en letras y filosofía o aprender a convivir civilizadamente y con una moral superior. Pero si empezamos con el rollo de que no podemos o que el éxito económico y social es malo, nunca vamos a llegar a ninguna parte y siempre vamos a ver con resentimiento a quien triunfa. Así no debería jugar Perú.
Hola Javier,
Veo que estuviste en la mesa verde del IEP. Creo que Grompone fue el sepulturero del desbordepopulismo. Debió serlo hace mucho, como revela esa cita que puse en mi post. Lo tenía muy claro desde el comienzo y tuvo un excelente trabajo "Talleristas y vendedores ambulantes" con un punto de vista alternativo al maintream de la época. En el video lo deja muy claro también: ¿por qué tanto lío con que la gente progrese después de treinta años de migración? Lo escandaloso hubiera sido que no progresen. Con una visión racista se exalta su progreso porque son cholos. Agudo el uruguayo.
Pero bueno. Toca ahora pensar en las consecuencias que este cambio de enfoque conlleva. No sólo es que ya fue, que ya pasó el llamado desborde, es que nunca fue como lo pusieron. El libro de Matos Mar fue una gran chantada, una colección de retazos reportados con aire grandilocuente. Toca descontruirlo y desmontarlo. Hay mejores formas de pensar al Perú.
Deconstruirlo? Qué vas a deconstruir, papay? Aquí lo que hay que hacer es DESTRUIR para volver a construir...
'Ta que ese discursillo de la deconstrucción me suena conocido: The End of History, educación programada, estructuralismo, organización sectorial, deconstructivismo, economía de mercado, globoidiotización, sociobiología, las "nuevas verdades" de las fundaciones para "el desarrollo"...
No es malo progresar, efectivamente... lo malo es que progresen unos cuantos mientras la miseria y la alienación hace mierda los cerebros desnutridos de la gran mayoría bestializada.
Aquí el único desborde popular fue el de las hordas de rebeldes que se levantaron en armas contra el sistema demoburgués criollo.
Renato Poma
A todo esto, sobre el fin del desbordepopulismo, algo había escrito hace algún tiempo en La convergencia en Lima.
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